INCLUSIÓN. El lado positivo del tradicional desfile cívico estudiantil fue la inclusión, pues participaron instituciones educativas de todos los niveles, desde el inicial hasta la media, escuelas que trabajan con chicos con discapacidad, colegios técnicos que asistieron por primera vez y nativos de centros escolares indígenas de Presidente Hayes.
Pero por otro lado, la organización de la marcha en conmemoración del 206 aniversario de la Independencia de la República fue criticado. Al inicio, escasos estudiantes y sus docentes pasaron por el palco oficial instalado frente al litoral del Palacio de Gobierno, para minutos más tarde dar entrada a una multitud de jóvenes y maestros que se mostraban despistados ante las indicaciones del MEC.
Esto hizo que el colorido evento tenga pausas innecesarias y largas a lo largo del recorrido.
Preocupación. Recordando la gesta patriota de 1811, los secundarios exigieron instituciones educativas en óptimas condiciones. “No tenemos sillas en los colegios, también falta mayor comodidad”, sostuvo Ángeles Soto, del colegio Fernando de la Mora.
Kits escolares acordes a cada bachiller específico también fue otra de las demandas en la víspera.
Libros. Los jóvenes secundarios recordaron que desde la cartera educativa les prometieron libros de texto. Esta fue una de las exigencias tras la toma de colegios el año pasado. “Los libros llegaron recién en junio en el 2016 y este año prometieron para abril. Es mayo y seguimos con las manos vacías”, reclamó la alumna Micaela Silva.
Opinión
“Hay paz, hace 1 año tomaban colegios”
“Hay décadas de retraso, a pesar de eso cada escuela que se cae me saca el sueño, voy a hacer lo que me toca. Hemos hecho más de 300 (instituciones educativas), son insuficientes pero vamos ahora a construir las 675. Queremos cerrar el próximo año con 1.000 escuelas para alumnos y docentes. Lo más importante es lo que todos hemos logrado. Hay paz, hace un año estos estudiantes estaban tomando colegios, hoy están en el desfile con nosotros, los invitamos a todos. Vamos a preparar una respuesta ante el reclamo válido de los de la Fenaes, para la semana que viene”.
Callejón histórico, la estrecha vía que llevó a la Independencia
El callejón contiguo a la Casa de la Independencia es uno de los sitios más emblemáticos del casco histórico de Asunción. Los próceres caminaron por este estrecho la noche del 14 de mayo de 1811, para ejecutar la emancipación de España que se venía gestando detrás de esas paredes de adobe que sigue en pie en Pdte. Franco y 14 de Mayo.
El callejón histórico, como era común en la Asunción Colonial, comunicaban con los fondos de las casas, según explica la historiadora Margarita Durán Estragó. En aquella época, las propiedades –relata Durán– se vendían y compraban con sus respectivas entradas y salidas, estas servían para el tránsito de la servidumbre, esclavos y animales domésticos.
“Uno de esos callejones se encontraba dentro de la manzana formada hoy por las calles 14 de Mayo, Presidente Franco, 15 de Agosto y Palma. El mismo unía la iglesia de La Encarnación (Unicentro) con la calle 14 de Mayo, que en tiempos de la Independencia bajaba directo al Cuartel del Colegio y la Casa de los Gobernadores”.
Comenta que entrando por 14 de Mayo, el callejón iba en dirección suroeste doblando hacia el sur para salir sobre la actual calle Palma, cerca de la esquina de 15 de Agosto.
Según informe de Francisco Canese (1942), jefe del Departamento de Arquitectura del MOP, en la antigüedad el callejón tuvo salida u otra entrada por Palma, donde estaba ubicado el negocio Palacio de las Medias.
“La antigua entrada o salida sobre Palma correspondería hoy al local comercial Compuworld (Palma casi 15 de Agosto)”, indica la historiadora. Resalta que gran parte del trazado antiguo del callejón se perdió con la construcción de la Galería Palma, quedando el tramo que limita con la Casa de la Independencia. “Como tantos otros, también este se hubiera perdido del todo si no fuera por algunas personas del ámbito cultural que lograron salvarlo de su total desaparición debido a su alto valor histórico”, afirma Durán.
“Era UN centro de reuniones y encuentros de damas”
La Casa de la Independencia –relata Durán–, perteneció a la familia Caballero Bazán. En 1780 la propiedad pertenecía a Antonio Martínez Sáenz, natural de Castilla la Vieja y a su esposa, la paraguaya Petrona Caballero Bazán, a quien correspondió el predio por herencia materna. La casona de paredes de adobe la heredó el hijo de ambos, Pedro Pablo Martínez Caballero, razón por la cual, en tiempos de la Independencia, la misma era frecuentada por su primo, el prócer Pedro Juan Caballero cuando venía de Tobatí. Sobre la vereda de enfrente vivía Juana María de Lara, distinguida señora, amiga de la casa, ella era tía del prócer Vicente Ignacio Iturbe. Otro prócer asiduo a dicha vivienda fue Fulgencio Yegros, quien estaba de novio con Facunda Micaela Speratti, cuñada del dueño de la casa; lo mismo el teniente Mariano Recalde que a su vez cortejaba a la hermana de aquel.
“La casa de Pedro Pablo Martínez se había convertido en centro de reuniones y encuentros de damas y caballeros emparentados entre sí; allí, en largas conversaciones nocturnas aquellos jóvenes fueron tejiendo la trama de la conspiración contra el Gobierno colonial”, destaca Durán.
Los próceres salieron de la casona en la noche del 14 de mayo ganando la calle mediante el viejo y oscuro callejón que conectaba la vivienda de Martínez con la calle que bajaba a la Plaza Mayor; por allí se escurrieron los hombres de Mayo para tomar los cuarteles.
