EFE
El documento, elaborado por la Agencia Nacional del Crimen (NCA), detectó que los ciudadanos británicos representaron, por primera vez, el mayor número de los casos, seguidos de albaneses y vietnamitas.
Según este informe, el número de niños víctimas de estas prácticas aumentó en un 66% frente a 2016.
El director de la Agencia, Will Kerr, opinó que las cifras “representan, casi con total certeza, que se subestima la magnitud real” del problema en el Reino Unido.
Las autoridades británicas, según él, gestionan “una amenaza que evoluciona” y los delincuentes se sirven de servicios online, en particular de websites, que ofrecen servicios para adultos con el objetivo de cometer sus crímenes.
Por su parte, Victoria Atkins, la secretaria de Estado de Interior para el Crimen, consideró que esos datos revelan que más víctimas potenciales están siendo “identificadas y protegidas”, gracias a que hay un “mejor entendimiento de la esclavitud moderna”.
La Agencia considera que el pasado año los casos derivados a las autoridades competentes se incrementaron debido a que ahora hay una “mayor concienciación” del problema.
El llamado National Referral Mechanism, el organismo encargado de identificar y prestar apoyo a los afectados, precisó que la citada cifra de víctimas representa el mayor número registrado desde 2009 y un aumento del 35% frente a 2016.
De ese número, 2.352, casi la mitad de esos casos, fueron los de posibles víctimas de prácticas de mano de obra forzosa.
En un tercio de esos episodios -1.744-, se sospecha que las personas afectadas habían sido explotadas con fines sexuales, mientras que 2.118 menores fueron referidos a las autoridades para recibir ayuda, frente a los 1.278 que fueron atendidos en 2016.
La NCA señala que ese incremento se debió parcialmente al crecimiento de las rutas de suministros de drogas, en las que bandas urbanas se sirven de jóvenes como mensajeros para introducir heroína y crack en zonas rurales y costeras.
Según el informe, ese factor explica en gran medida el aumento experimentado en el número de británicos involucrados, 819 en 2017, frente a los 326 detectados en 2016.
El texto desvela además que en esos casos referidos en 2017 estuvieron involucradas 116 nacionalidades diferentes y que, después de los británicos, los albaneses -con 777- y los vietnamitas -con 739- fueron los que más abundaron.