La infancia y la adolescencia constituyen un sector clave de la población en la que se deben redoblar los esfuerzos de protección, garantizando el cumplimiento de los derechos básicos, como la educación, la salud, la alimentación y un ambiente sano, como parte de los objetivos de construir un país más desarrollado e igualitario.
Sin embargo, en el Paraguay, en lugar de avanzar en brindar más recursos a este sector, estamos retrocediendo sensiblemente, según lo ha hecho notar la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (CDIA), en ocasión de presentar lo que será la Semana por los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes 2017.
Según esta coordinadora, que reúne a varias organizaciones no gubernamentales que trabajan en este campo, el presupuesto de la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia (SNNA) se redujo en la última década en el orden del 13 por ciento.
Esta situación se produce en un país en que 6 de cada 10 niños viven en situación de pobreza, según cifras oficiales. Además, de 250 municipios, solamente en 178 se tiene una Consejería Municipal por los Derechos del Niño, Niña y Adolescente (Codeni). Igualmente, solo 40 consejeras de las Codeni perciben sueldo mínimo, el resto solamente cobra una remuneración por debajo del básico.
A pocos días de conmemorar la Semana por los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, en torno al Día del Niño en Paraguay, en recordación de la Batalla de Acosta Ñu, ocurrida el 16 de agosto de 1869, ocasión en que muchos niños y adolescentes fueron masacrados sin piedad durante la Guerra contra la Triple Alianza, es importante replantear la calidad y la cantidad de la inversión pública en el sector, tal como lo reclaman las organizaciones que trabajan en este rubro.
En ese sentido, es imperioso que el Estado aumente de nuevo el presupuesto que destina a los programas de niñez y adolescencia, pero también es importante vigilar y garantizar que estos recursos sean correctamente invertidos, y por sobre todo, que se consolide una buena gestión gubernamental.
No basta con dar más recursos, cuando los mismos no se manejan con suficiente transparencia, o se superditan a intereses políticos sectarios.
La infancia y la adolescencia son el mejor capital humano que tiene un país, de cara a su futuro inmediato y a su mejor desarrollo. Invertir en este sector no es desperdiciar dinero, sino utilizarlo adecuadamente para generar la mejor riqueza: una población educada, consciente y capacitada para construir una sociedad mejor.