La tranquilidad que caracterizaba a dicha compañía de Limpio es actualmente interrumpida con la visita de una multitud que llega ansiosa por conocer a la joya que guarda el lugar: el jakare yrupẽ.
Los visionarios del nicho de mercado tampoco tardaron en llegar hasta el sitio.
“Observamos la cantidad de vehículos que están llegando, entonces ponemos a disposición nuestro terreno, donde un encargado estará vigilando. Esperamos que nos vaya bien”, expresó José Duarte mientras maniobraba con el cartel para colocarlo en una columna, a una cierta distancia del río Salado.
La venta de lentes para sol, sombreros, hielos, bebidas y comestibles también empieza a “aflorar”. En tanto que el paseo en canoa, para ver a la planta que se encuentra alejada de la costa, es de G. 10.000.
CONTROL. La extracción masiva de la especie en peligro de extinción, que generó la indignación en las redes sociales, obligó a autoridades a ir a intervenir el lugar. Desde el lunes se iniciaron los controles en el sitio, a fin de impedir que más personas sigan arrancando la delicada planta.
Actualmente la Policía Nacional y la Prefectura Naval custodian la costa y el río, respectivamente. Desde ayer también los canoeros debían someterse a reglamentaciones y trabajar de manera organizada, ya que en el lugar se registran más de 50 botes.
“Estamos tratando de organizarnos para que podamos trabajar de manera ordenada. Ahora somos muchos. La Prefectura Naval nos obliga a dar chalecos a los pasajeros y no llevar a más de cuatro personas en la canoa. También cuidamos que nadie arranque la planta. Nos adecuamos porque tenemos miedo de la multa”, expresó Diego Díaz, quien comentó que dejó de lado –por la temporada– la pesca para dedicarse a brindar paseos, ya que es el negocio del momento.
PERJUICIO. La Secretaría del Ambiente (Seam) estima que el daño ocasionado a la planta, científicamente conocida como Victoria cruziana, es de 15% a 30%, por depredación como por las hélices de las lanchas que fueron prohibidas utilizar. De llegar a concretarse las sanciones que anunció la Seam, las multas por recolectar la especie podrían ser desde G. 78.505 hasta G. 1.570.100.000, dependiendo de cada caso.
La fiebre del saqueo tuvo lugar el fin de semana, aprovechando la ausencia de autoridades, a pesar de las intensas denuncias a través de las redes sociales con fotografías como evidencias.
Actualmente, varios pequeños pedazos de hojas flotan marchitas, luego del manoseo, entre el conjunto que logró salvarse y luce como manto verde fresco cubriendo al río.
“Ahora estamos trabajando por turno, límite de cantidad de pasajeros y tiempo de paseo”. Óscar Escobar, canoero.
“No para de venir gente. Ahora conviene más llevar pasajeros en la canoa que dedicarse a pescar”.
Diego Díaz, canoero.