En la parada de la avenida Rodríguez de Francia casi Perú, ÚH encontró a Cristian aguardando algún ómnibus inclusivo de la Línea 88 para dirigirse hacia su casa, en el barrio Nazaret. Acudió al Mercado 4 a hacer una compra, que lo hace con frecuencia empleando los buses inclusivos de la ex Línea 18.2. “Nunca los conductores me pasaron de largo cuando hago la señal en la parada. La Línea 88 tiene varias unidades con rampas, que espero un tiempo prudencial para que aparezcan”, comentó Cristian.
Larga espera. Pese al calor que sufría esperando el ómnibus, ya que en ese sitio no existe un refugio para pasajeros, no se movió del lugar, porque estaba frente a una tienda donde está Martín Solís, el vendedor que arma y desarma la rampa manual de la Línea 88 y le empuja la silla para que pueda subirse. “De todos los choferes que manejan estos buses con rampas, solo uno baja a alzarle, y los demás no se mueven de sus asientos, y es ahí cuando tengo que salir a ayudarle a subir”, especificó Martín.
En la Senadis expresaron que los choferes de colectivos deben ayudar a subir y bajar a una persona con silla de ruedas, porque los conductores deben involucrarse con la inclusión. Sobre un protocolo de uso de los buses inclusivos anunciado, indicaron que aún está en elaboración con el Viceministerio del Transporte.