La novela Drácula (1897), del irlandés Bram Stoker, cumple 120 años, y a pesar del tiempo continúa generando fascinación el personaje que sobrevive bebiendo sangre humana.
“Stoker jamás imaginó lo que generaría su novela”, opina Juan Carlos Maneglia, y confiesa que en su niñez se sintió “afectado y sacudido” por Drácula, de Tod Browning, primera cinta del género de vampiros que vio, y en la que quedó “fascinado” con la actuación de Béla Lugosi. “Me daba mucho miedo”, cuenta el realizador que acaba de presentar junto a su colega Tana Schémbori el primer tráiler de su segundo largometraje, Los buscadores.
Drácula es una historia ficticia basada en el príncipe de Valaquia Vlad III, nacido como Vlad Draculea, más conocido como Vlad el Empalador (en rumano: Vlad Tepes).
INSPIRACIÓN. Para inspirarse, el autor tomó conocimientos del erudito orientalista húngaro Arminius Vámbéry (Ármin o Hermann Bamberger) y el de libros como el de Emily Gerard: Informe sobre los principados de Valaquia.
Para crear el aspecto del conde, Stoker se inspiró en la fisonomía de Henry Irving y Franz Liszt. La novela refleja la lucha entre el bien y el mal.
“Es la obra de terror mejor escrita de todos los tiempos. La novela más hermosa jamás escrita”, dijo de ella Oscar Wilde. La obra recibió también elogios de, entre otros, Arthur Conan Doyle.
en el cine. Para el realizador Sergio Colmán, entre las producciones imprescindibles que tienen que ver con el personaje de Stoker figuran: Drácula, de Todd Browning (1931), “fundadora de la estética que aún permanece hasta hoy”.
Además, la popular Nosferatu, de Murnau (1922). “La primera imaginación cinematográfica del vampiro y fundadora del género”. También figura en su listado Dracula, de Terence Fischer (1958), protagonizada por Christopher Lee y Peter Cushing.
Otra clásico es Dracula, de F. Ford Coppola (1992), “si bien con mucho énfasis en el romance, es probablemente la película que busca mayor fidelidad al libro de Stoker”, según Colmán.
Pero también hay vampiros que arrancan risas, como el largometraje de 1995 Drácula, muerto pero feliz, una parodia dirigida por Mel Brooks y protagonizada por Leslie Nielsen (La pistola desnuda).
Entre las de “culto”, Colmán cita a Fright Night, de Tom Holland (1985), “otro acercamiento moderno y al servicio del público joven”.
Entre los imprescindibles, Maneglia coincide con Colmán al mencionar a The Lost Boys, de Joel Schumacher (1987). “Los vampiros llegan al universo adolescente con una mirada moderna y diferente”.
Colmán sigue con sus recomendaciones citando a Vampiros, de John Carpenter (1998), en la que se ofrece “una versión en forma de un western”.
Otros títulos que suman la lista son Entrevista con el Vampiro, de Neil Jordan (1994), basada en la novela de Anne Rice, Let the right one in, de Tomas Alfredson (2008), “obra maestra sueca que tiene como protagonista a una niña vampira”, opina el cineasta.
Menciones especiales: Abierto hasta el amanecer, de Robert Rodríguez (1996); Solo los amantes sobreviven, de Jim Jarmush (2013); y The Addiction, de Abel Ferrara (1995).
“El más adaptado de la literatura al cine”
“Dentro del género de terror podemos decir que ya existe un subgénero de vampiros, que inicia en 1927 con Nosferatu, de Murnau, y se inmortaliza en los años 30 a partir de Drácula, de Todd Browning, dando inicio a las ‘películas de monstruos’ de la Universal, serie de películas que fusiona el universo del personaje con el de Frankenstein y La Momia. En la década de 1960, de la mano de la Hammer, mítica productora inglesa de cine especializada en terror gótico, llega el ciclo de películas protagonizadas por Christopher Lee; luego surgieron inumerables de las que se destaca, por su intento de mayor fidelidad a la novela, el Drácula, de Coppola de 1992. Podemos decir que Drácula es probablemente uno de los personajes fundadores del género de terror cinematográfico y el más adaptado de la literatura al cine, en todas sus variaciones”.
