En el mayor secreto, la Cancillería paraguaya negocia un tratado. Se llama TISA (siglas en inglés) y participan la Unión Europea, Estados Unidos y varios países más. No nos hubiéramos enterado si WikiLeaks no nos hubiera llamado la atención (ver https://actualidad.rt.com/actualidad /176593-wikileaks-tisa-eeuu-europa-tratados-secreto ). TISA se negocia en secreto y seguirá siendo secreto cinco años después de aprobarse. No sé por qué me recuerda el tratado secreto de la Triple Alianza.
El objetivo es darles mayores ventajas a las empresas multinacionales, sin considerar los intereses ciudadanos ni los principios básicos del ordenamiento institucional democrático. En un estado de derecho, las leyes son tarea del Congreso, que debe redactarlas y estudiarlas en un proceso transparente, y con conocimiento de la ciudadanía. En el caso de TISA, el texto lo redactaron abogados de las multinacionales, y lo negocian funcionarios del Ejecutivo. Al Congreso, que no tiene ni participación ni información, se le quiere hacer aprobar o rechazar el proyecto en bloque, sin el derecho de cambiar nada ni hacer comentarios sobre su contenido.
Este es el esquema que se planteó con ALCA, un tratado de comercio propuesto y rechazado por los países latinoamericanos hace algunos años, y con razón. Este es el esquema de otros dos tratados secretos, conocidos como TPP y TTIP, supuestamente de libre comercio no más; el resto es bola rei. El TPP fue negociado por países de la cuenca del Pacífico (Canadá, Estados Unidos, Japón, Australia y otros). El TTIP fue negociado por Estados Unidos y la Unión Europea. Aparentemente, no van a ser ratificados por los congresos de los países involucrados. ¿Por qué? Porque la gran mayoría ciudadana está en contra, sobre todo después de las filtraciones de WikiLeaks y Greenpeace (ver https://wikileaks.org/tpp/index-es.html y también http://www.greenpeace.org/espana/es/news/2016/Mayo/Las-filtraciones-de-TTIPleaks-confirman-las-amenazas-del-tratado-comercial-de-la-UE-con-EE-UU/ ).
Una de las razones del rechazo es que TPP y TTIP (como TISA) les conceden a las multinacionales el derecho a demandar a los Gobiernos por cualquier disposición que atente contra sus “expectativas de ganancia”, incluyendo las leyes dictadas para defender la salud, la ecología o los derechos laborales. Existen antecedentes alarmantes. La empresa Vettenfall, que tiene una usina eléctrica contaminante, ha demandado al Gobierno alemán por dictar leyes para reducir la contaminación. El Paraguay fue demandado, en los Estados Unidos, por la deuda inexistente del affaire Gramont. Si esto ocurre sin TISA, ¡lo que va a ser con TISA!
Una de sus consecuencias va a ser la privatización de los servicios públicos. Esto no promete nada bueno, viendo cómo se privatizaron LAP y la Flota Mercante. Si pasa lo mismo con la electricidad y el agua, nos vamos a ver en dificultades, porque las empresas multinacionales que las compren van a ser intocables. Además, como dice el refrán, kavaju karacha ojehekavo; los que vengan para comprarlas van a ser los pura sangre del kavaju karacha, que se van a entender muy bien, demasiado bien, con los karachas locales. También la educación está en la mira, así que tenemos que prepararnos.