La caminata de los estacioneros inició poco después de las 19.00 frente al Museo Municipal José Asunción Flores, sobre la calle Caballero. Las luminarias guiaron el recorrido de las personas por las estrechas calles de esta populosa vecindad, que estuvo presta para acompañar esta tradición que se replica cada año.
El grupo de estacioneros procedentes de Laurelty, Luque, hicieron honor la tradición que desde hace décadas reúne a familia y amigos, según comenta Amado Gamarra, uno de los 15 pasioneros. “Es un compromiso, un sacrificio que hacemos todos los años”, señaló.
Los vecinos y visitantes siguieron la cruz de Cristo en las paradas que se hacían para rememorar una de las 14 estaciones del Vía Crucis.
Los niños con antorchas encabezaron la caminata. Conforme se iba escuchando el canto de los pasioneros, los vecinos salían de sus casas para participar de esta actividad religiosa.
“En cada estación hay dolor y sufrimiento. Jesús sufrió por nosotros, por nuestra salvación. Es importante que en cada estación reflexionemos sobre su sacrificio”, mencionó el diácono Pedro Álvarez, quien acompañó a los estacioneros luqueños. El oratorio San Blas, en la entrada misma de Punta Karapã, fue la última estación.
Al finalizar la procesión, los vecinos organizaron una feria de comidas de Semana Santa y tuvieron mucho éxito.