“Alguno se comporta con la corrupción como con las drogas: piensa en poderlas usar y dejarlas cuando quiere”, señaló el pontífice durante la misa del Ángelus.
“Se comienza con poco: una pequeña suma de aquí, un soborno allá... y entre esta y aquella, lentamente se pierde la libertad”, advirtió, añadiendo que también produce “dependencia y genera pobreza, explotación, sufrimiento”.
“En cambio, cuando buscamos seguir la lógica evangélica de la integridad, de la transparencia (...) de la fraternidad, nos convertimos en artesanos de justicia”, alegó el Papa. “En la gratuidad y en la donación de nosotros mismos a nuestros hermanos, servimos al amo justo: Dios”, añadió.
Francisco explicó que se debe elegir entre dos caminos “la honestidad, y la deshonestidad, la fidelidad y la infidelidad, el egoísmo y el altruismo, el bien y el mal” y que no se puede “oscilar entre uno y otro”.
La corrupción, agregó, “constituye el camino más equivocado, el del pecado, aunque es el más fácil de recorrer”. EFE-AFP