23 ago. 2025

El padrino tiene quien lo ayude

Alfredo Boccia Paz – galiboc@tigo.com.py

Tan indignante fue el escándalo de los audios del Jurado de Enjuiciamiento que parecía inevitable que los políticos enviaran un mensaje a la ciudadanía. Sin embargo, su presidente, Óscar González Daher, fue salvado por los votos de varias bancadas. En algunos casos no hubo sorpresa, pero en otros la decisión dejó atónita a mucha gente.

La posición del cartismo no es sorprendente. Era lógico que defendieran a un chancho de su chiquero. Lo hicieron tantas veces que hasta parece natural su atracción por la impunidad. Por eso, no tiene mayor costo político tirarle un salvavidas a quien está como senador número tres de Honor Colorado.

El voto de los senadores llanistas tampoco es una novedad. Por alguna extraña razón desde hace mucho tiempo decidieron convertirse en el ala cartista del liberalismo. Incluso después del dramático fracaso del proyecto de reelección presidencial siguieron manteniendo ese pacto indisimulado y con réditos tan poco evidentes. La única integrante de esta bancada a la que los periodistas consideran todavía atinente exigirle explicaciones, Blanca Lila Mignarro, se defendió de modo tragicómico, diciendo que su ausencia se debió a que hacía cuatro días no leía los diarios y no se había enterado de nada. El candidato de este sector, Carlos Mateo, debe estar todavía pensando en alguna justificación más fumable.

Otro legislador que fingió demencia fue Arnaldo Giuzzio. Estaba de gira por el interior en vez de cumplir su obligación como senador. Escuchar a Giuzzio argumentando que “nadie le avisó nada” resulta muy chocante para muchos de los que confiaban en su integridad. Los que ya dudaban, no tardaron en recordar un proceso de 2010 en el cual el ex fiscal fue muy benévolo con González Daher en un caso de evasión de impuestos por decenas de propiedades en Luque. En cualquier caso, la temporada electoral no es un buen momento para cometer el error político más importante de su carrera.

La abstención de los cinco senadores del Frente Guasu es la más inexplicable. En la primera votación, cuando tenían la seguridad de que los votos no alcanzarían, apoyaron el tratamiento del tema. Pero en la segunda ocasión no tuvieron más remedio que sincerarse: se abstuvieron. Luego enarbolaron excusas increíbles. Como los llanistas, siguen pegados al cartismo. Lo que a nadie le queda muy claro es el motivo de semejante lealtad. Como no está en duda su capacidad de medir las consecuencias electorales de esta decisión tan extraña, uno tiene que imaginarse hipótesis mirabolantes sobre deudas pasadas o promesas futuras que no soy capaz de adivinar. Me imagino que su candidato a vicepresidente, Leo Rubin, también debe estar eligiendo las palabras que expliquen la incongruencia.

El padrino no ha sido molestado. La impunidad, esa diosa refulgente que rige los avatares de la política paraguaya, sonríe satisfecha. A los ciudadanos comunes de este país nos queda una conocida sensación de indefensión a la que ya estamos acostumbrados. Con un agravante: nos vamos quedando sin referentes, sin personas en quien confiar. Como siempre, el padrino tiene quien le ayude. Lo que desalienta es que entre ellos estén los nuestros.