“Tenemos un muy fuerte vínculo transatlántico y se está fortaleciendo. Las relaciones no se mantienen siempre igual, están siempre cambiando y, en nuestro caso, la relación cada vez es más fuerte”, aseguró Mattis en un comparecencia conjunta con Stoltenberg antes de reunirse en Washington.
“Una OTAN fuerte es buena para Norteamérica porque la estabilidad en Europa es buena para todos nosotros”, apuntó Stoltenberg.
Stoltenberg agradeció a Mattis el “apoyo y liderazgo” que brinda a la OTAN.
“Creo que todos entendemos que, en un momento de inestabilidad e incertidumbre, la necesidad de instituciones como la OTAN es mayor y, por lo tanto, nos debemos adaptar y fortalecer la OTAN para responder a los desafíos”, añadió el jefe de la Alianza, que asistirá esta semana a una conferencia ministerial en Washington sobre la lucha contra el yihadismo.
Ni Stoltenberg ni Mattis quisieron entrar a valorar el anuncio de que el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, no acudirá a la próxima reunión ministerial de la OTAN en abril en Bruselas para poder viajar a Rusia.
Ese desplante es visto como un nuevo gesto del Gobierno de Trump de distanciamiento de la OTAN, pese a que el mandatario ha suavizado sus críticas a la Alianza desde la campaña electoral de 2016.
No obstante, tras la reciente visita de la canciller alemana, Ángela Merkel, Trump volvió a reiterar que los socios de la OTAN deben gastar más en defensa (Washington exige gastar el 2 % del producto interior bruto) y llegó a decir que Alemania debe dinero a EE.UU. por la aportación que hace a la defensa colectiva.
En un comunicado posterior a la reunión entre ambos, el Pentágono informó de que Mattis discutió con Stoltenberg “modos para hacer que los aliados asuman una parte equitativa en la alianza de seguridad y en responsabilidades de defensa”.
Stoltenberg reconoció en un comunicado por separado que “necesitamos más gasto en defensa y asumir el peso de la Alianza de manera más justa, y discutimos posibilidades para realizar progresos en ese frente”.
