Wallander es un detective abrumado por la culpa hacia su padre y su hija, por la sensación de fracaso ante su matrimonio roto, inseguro respecto a su capacidad como policía, bebedor y frustrado en su amor por la ópera y las mujeres. El personaje apareció en 1991 y se lo considera el alter ego de Mankell, centro de una aclamada serie de novelas policíacas.
En Asesinos sin rostro, Wallander debe desenmascarar a los asesinos de una anciana que murió con la palabra “extranjero” en la boca.
Antes de que los prejuicios raciales latentes en la comunidad del crimen desaten una ola de violencia vengadora, el inspector debe enfrentar el abandono de su esposa, la hostilidad de su hija, la demencia senil de su padre y hasta su propio deterioro físico a causa del exceso de alcohol y comida barata, sumados a la falta de sueño. Wallander terminará por hallar la inesperada solución del caso, pero sus problemas familiares no acabarán con este libro, y también se sumarán los dramas de su país.