Los ocho departamentos donde ahora se cultiva el cannabis, en los que también los narcotraficantes ejercen control y poder en muchas esferas y hasta son cubiertos por los organismos de seguridad como la Policía Nacional, tienen un alto índice de criminalidad y por ende de asesinatos, que en el 80 por ciento están relacionados al narcotráfico.
Pese a que el país tiene una de las tasas más bajas de homicidios en América Latina, en los departamentos como Amambay, Canindeyú, Concepción, San Pedro, Caaguazú, Itapuá, Caazapá y Alto Paraná el número de asesinatos es altísimo con respecto a otros departamentos, según datos del Ministerio del Interior, hasta el 2015.
En Amambay, el promedio de homicidios dolosos denunciados entre 2013 y 2015 fue de 87 cada 100.000 habitantes y en el 2016 llegó a 100; en Alto Paraná, de 86,5; en Canindeyú, 56,5; en Concepción, 47; en San Pedro, 43,6; en Itapúa, 43,5; en Caaguazú, de 28 y en Caazapá, fue 26, 4 homicidios por 100.000 habitantes.
Según estudios realizados por un experto brasileño, Jacobo Waiselfisz, del otro lado de la frontera, en Brasil, también se presenta una de las tasas de homicidios más altas. En Coronel Sapucaia, un pequeño municipio que nace frente a Capitán Bado, entre 2002 y 2006 la media fue de 107,2 por cada 100.000 habitantes y en el 2015 la cifra se mantuvo en 80.
Fue la mayor tasa de homicidios en ese periodo en los municipios de Brasil. Foz de Yguazú, frontera con Ciudad del Este, en el mismo momento tenía una tasa de 98,7, mientras que Ponta Porá, ciudad pegada a Pedro Juan Caballero, tenía una tasa de 48,5 homicidios por cada 100.000. La lista sigue con Bela Vista, ciudad fronteriza con Bella Vista de Amambay, una media de 33,9 asesinatos por cada 100.000 ciudadanos.
Sonados casos. El 2 de marzo de 2008, siete personas fueron acribilladas por un grupo de sicarios que ingresaron a una vivienda en Capitán Bado y aniquilaron a toda una familia, entre ellos se encontraba Claudio Escurra, quien sería el hermano de Felipe Barón Escurra, uno de los presuntos narcotraficantes que dominaba la zona y que tenía una disputa con otro grupo liderado por Kelá Sánchez y Líder Cabral. El primero fue ejecutado por orden de la mafia y el otro fue detenido.
Todos se dedicaban –según investigaciones– al envío de marihuana al Brasil.
A partir de ahí se sucedieron varios asesinatos más en venganza a la masacre registrada en marzo del 2008.
En Pedro Juan Caballero también fue blanco el actual presidente del Congreso, Robert Acevedo, quien resultó herido de un ataque de sicarios, en abril del 2010, donde perdió la vida su custodio de aquel entonces Richard Martínez y el chofer Floriano Alonso. El ataque fue realizado por bandas de narcos.
Pero el más sonado de los últimos tiempos fue el asesinato del poderoso Jorge Rafaat Toumani, registrado el 15 de junio del año pasado en plena vía pública de Pedro Juan Caballero.
Para el efecto, se utilizó un arma de guerra que fue montada dentro de un vehículo, capaz de derribar aviones, para acabar con el mencionado empresario que iba en una camioneta blindada.
Según las investigaciones, la muerte de Rafaat fue perpetrada por sicarios del grupo criminal brasileño Primer Comando Capital (PCC).