De Nueva York a Los Ángeles, pasando por Chicago o Denver, más de 200 “ciudades santuarios” del país declararon su voluntad de ayudar a los inmigrantes indocumentados, estimados en 11 millones en todo el país.
Las “ciudades santuarios” son las grandes metrópolis estadounidenses que reconocen el aporte que recibieron de los inmigrantes, pero también condados o estados enteros como Nueva York y California reivindican el estatus de “santuario”. Tienen en común que “se niegan a cooperar con las autoridades migratorias”, explica Michael Kagan, jurista y director de la Clínica de Inmigración de la Universidad de Nevada. Algunas ciudades como Nueva York, Filadelfia, Chicago o San Francisco se niegan a todo intercambio de información con las autoridades migratorias, según Jessica Vaughan, del muy conservador Centro para Estudios Migratorios. El decreto firmado ayer por Trump pide al Gobierno federal que identifique los fondos que pueden ser cortados a las ciudades santuarios. Los fondos federales representan a veces sumas colosales –10.400 millones de dólares solo para Nueva York–, pero una parte es intocable. El alcalde de Nueva York reconoció que existe incertidumbre sobre el presupuesto de la ciudad a raíz de esta amenaza. AFP