El documento sostiene que el encarcelamiento masivo de personas bajo la figura de prisión preventiva no generó resultados positivos en materia de seguridad, ya que en los lugares donde más presos hay, como Asunción y Central, a la par creció la delincuencia.
En contrapartida, las estadísticas –que toman datos de la Policía Nacional y la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos del 2010 al 2015– también revelan que varias zonas del país cuentan con índices de seguridad similares a los países más seguros de la región, como Argentina, Uruguay y Chile.
Se trata de departamentos no fronterizos con Brasil, entre los cuales resalta Ñeembucú, que en los últimos seis años cuenta con cifras de seguridad cercanas a países europeos, según la investigación.
Con respecto a la frontera con Brasil, la investigación menciona que Alto Paraguay, Concepción, Amambay, Canindeyú y Alto Paraná cuentan con las tasas más altas de homicidios dolosos, similares a países más inseguros del continente. La principal causa de esto es la presencia del crimen organizado y la disputa por territorio de grupos dedicados principalmente al tráfico internacional de drogas, así como una mayor presencia de migración brasileña.
La investigación Crimen, prisión e inseguridad, en la que también participó el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, fue financiada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
AUMENTO. El documento señala que uno de los departamentos que más incremento registraron en cuanto a delitos contra la propiedad es Central, que entre 2010 y 2015 aumentó 19,3%.
En Asunción, entre 2014 y 2015, la tasa de homicidios creció en un 13,4 %, mientras que en Central el aumento fue de 11%. Los aumentos de los delitos en las zonas más pobladas están relacionados con la migración rural y el débil control social existente tanto del Estado como de la comunidad, observaron los investigadores.
Por otro lado, el documento muestra también el sostenido aumento de la población penitenciaria del país que hubo, y que a partir del 2011, con la Ley 4431/11 –que prohíbe las medidas alternativas a los procesados por crímenes–, la cifra se disparó.
Entre setiembre del 2011 y noviembre del 2016, el incremento de la cantidad de presos en Paraguay fue de 83,1%, llegando a un total de 13.109 reclusos, de los cuales apenas 3.000 están condenados.
“A pesar de este mayor encierro, hubo un aumento de la delincuencia, tanto de hechos punibles contra la vida, como contra la propiedad, en las zonas más pobladas del país o con presencia de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC)”, menciona el estudio.
En ese sentido, concluye que la política legislativa y judicial de “mano dura” no logró reducir la criminalidad en Asunción y Central, así como otros departamentos del país.
AMAMBAY. Con respecto a Amambay, el documento indica que cuenta con la tasa más alta de homicidios del país y la más alta de América. “Entre 2010 y 2015 subió 6,4%, y entre 2013 y 2015, 21,1%”, advierte el informe. Al respecto, los encargados del estudio comentaron que en el 2016, tras el homicidio de Jorge Raffat y la disputa que esto desató en Pedro Juan Caballero, el número de homicidios creció exponencialmente.