El cineasta se refiere al drama de los inmigrantes que refleja su obra, basada en experiencias reales y la cual permite al espectador adentrarse en el desierto de Sonora y acompañar a un grupo de personas, lideradas por un coyote, un traficante de persona, que tratan de entrar ilegalmente en Estados Unidos. “No estamos acostumbrados a que la realidad nos emocione y nos afecte. Las ideologías nos han secuestrado los cerebros, nos inducen a interpretar las cosas y no verlas como son. Ya nadie está presente en la realidad. No estamos sensibilizados”, reflexionó el realizador.