Oviedo dijo que no está de acuerdo en cómo se lleva adelante la gestión del Gobierno. Indicó que desde el Poder Ejecutivo no hay una comunicación con los legisladores sobre los proyectos y simplemente se les direcciona a la hora de votar. . “Las ideas, los proyectos y las visiones no eran compartidas ni discutidas mucho menos”, indicó.
Ibáñez, por su parte, comentó que se sentía incómodo en el oficialismo y que era forzado a hacer cosas en contra de su voluntad, siendo el proyecto de enmienda constitucional una intención del presidente Horacio Cartes para violar la Carta Magna, lo que le motivó a cambiar de equipo político.
Dijo que por mucho tiempo tuvo temor a las represalias que se puedan dar en el campo judicial, teniendo en cuenta que está imputado por lesión de confianza y estafa. “Por eso me mantuve en el molde, callado y en silencio”, expresó.
Agregó que probablemente el miedo lo paralizó y lo mantuvo en una posición estática. “Llega un momento cuando a uno le fuerzan ir en contra de principios que son superiores a la propia comodidad, entonces eso requiere salir de la zona de confort, para asumir un riesgo a lo impoderable”, dijo el legislador.
Señaló que desde el poder existe una fuerza para construir y para destruir. “Esa alternativa existe y yo estoy dispuesto a asumir las consecuencias”, remarcó.
El titular de la ANR, Pedro Alliana, reiteró ayer que se va a derivar la actuación de los ocho disidentes al Tribunal de Conducta, porque no votaron en la sesión del martes y pidió que no se tome como una amenaza, ya que se trata de un mandato de la convención.
Ibáñez aseveró que lo aprobado por la convención es ilegal e inconstitucional, ya que la Constitución establece que los legisladores no son sujetos a mandatos imperativos.