El obispo Joaquín Robledo y el consejo presbiteral justificaron la polémica demolición de la gruta de la Virgen de Caacupé. El documento, que deberá ser leído en todas las parroquias de la Diócesis de San Lorenzo, señala que las obras emprendidas son necesarias.
“Brindamos nuestro respaldo al cura párroco en los emprendimientos encarados en el marco de las mejoras de la Parroquia, amparados en el derecho que, también, confiere nuestra Constitución Nacional a la Iglesia, como institución y persona jurídica, de disponer de sus bienes como propiedad privada”, señala el escrito.
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El comunicado aclara que el proyecto que se quiere ejecutar es para el bien de todos los parroquianos y demás feligreses.
“En el sitio se procederá a la edificación de una librería católica, que ayude a la evangelización, la catequesis y la espiritualidad, como también al sostenimiento de la Iglesia. Además, un lugar específico destinado para impartir el sacramento de la Reconciliación (Confesionario). Asimismo, la reedificación de la Gruta”, indica el documento.
El texto, además, insta a la comunidad a unirse a proyectos mayores. Pide a la feligresía tolerancia y unidad como verdaderos cristianos.
En pie de guerra
Los vecinos de la ciudad de Ñemby están en pie de guerra por el derribo de una gruta de la Virgen de Caacupé ubicada en el predio de la parroquia San Lorenzo en Ñemby.
Los feligreses manifiestan su indignación y afirman sentirse dolidos con la situación. Los mismos exigen la renuncia del párroco Tadeo Brzuszek y del obispo de San Lorenzo, Joaquín Robledo, por permitir un “sacrilegio”. Indican que el sacerdote no tomó en cuenta el pedido de la comunidad de conservar la estructura.