Los insultos y acusaciones mutuas de incumplimiento de acuerdos arreciaron esta semana, después de que la oposición denunció un incidente que –según advirtió– casi hace naufragar el proceso iniciado el 30 de octubre a instancias del Vaticano.
“De manera unilateral el Gobierno no solo había congelado el diálogo a nivel de las mesas de trabajo, a las que no asistieron el martes, sino que puso en ‘veremos’ la reunión de diciembre”, afirmó el portavoz de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba.
Opositores como el ex candidato presidencial Henrique Capriles sostienen que la causa del “congelamiento” fue la discusión (el pasado martes en el Parlamento de mayoría opositora) del caso de dos sobrinos de la primera dama Cilia Flores, declarados culpables por narcotráfico en EEUU.
Pero poco después de una seguidilla de declaraciones de la MUD en ese sentido, Maduro apareció con el ex gobernante español José Luis Rodríguez Zapatero, uno de los facilitadores del proceso, para negar que se hubiera retirado. “La mesa de diálogo sigue avanzando”, subrayó.
El analista Luis Vicente León comentó a AFP que los tropezones son parte de un “juego desbalanceado y lleno de manipulación”, en el que el Gobierno logró bajar la presión internacional y popular en su contra, frente a una oposición fracturada y que “probablemente no pueda conseguir lo que realmente complace a las mayorías”.
Según una encuesta de octubre de Datanálisis, firma que preside León, 78,5% de los venezolanos rechaza la gestión de Maduro ante la profunda crisis económica, con fuerte escasez de alimentos y medicinas e inflación que el FMI calcula en 475% para 2016.
Nada de qué hablar. Y la tensión podría escalar más. Uno de los 16 partidos de la MUD que rechaza el diálogo –de la treintena que la integran– inició un proceso para pedir que se investigue a Maduro por supuesta complicidad con los sobrinos de su esposa.
“Ellos mienten, inventan patrañas y buscan crear razones para levantarnos de la mesa. No lo haremos”, aseguró Jorge Rodríguez, el principal negociador del oficialismo. Rodríguez aseguró que sectores opositores buscan con el caso “hacer implosionar” las conversaciones.
Ambas partes se acusan de incumplir pactos de la segunda ronda de pláticas del 12 de noviembre: una convivencia pacífica, medidas para paliar la crisis de alimentos y superar las diferencias en torno a los poderes públicos.