Un balazo en la zona del corazón acusó Pedro Miguel Morales Figueredo (50) en la noche del pasado jueves en la zona de Costa Azul de Limpio. Sus familiares están convencidos de que fue en represalia luego de evitar que un joven sea asaltado en la zona que custodiaba. Inicialmente, se manejó que se trataba de un intento de asalto, hipótesis que la Policía fue descartando con el correr de las horas de ayer.
La víctima se encontraba sentada conversando con un vecino de la urbanización Costa Azul, cuando cerca de las 22.45, aproximadamente, llegan a bordo de una motocicleta de color rojo dos personas, relató un testigo.
Los mismos fueron a unos metros del lugar y luego retrocedieron para increpar al guardia. El acompañante de la moto descendió y con arma de fuego en mano apuntó a la víctima. El centinela quiso apaciguar al homicida, pero este le disparó.
Morales trató de desenfundar su arma de fuego, pero no pudo porque el disparo que recibió lo echó, mientras que los desconocidos huyeron rápidamente del sitio. El vecino que estaba conversando con la víctima salió ileso del episodio mortal.
Luego de ser socorrido por los vecinos, Morales fue llevado hasta el Hospital de Limpio donde llegó sin vida, según el reporte policial.
“Nos contó la policía que los asesinos de mi hermano estaban recorriendo la cuadra. Estaban controlando prácticamente la zona. Nosotros creemos que fue en venganza a la acción que tomó mi hermano al defender a un joven de un intento de asalto hace tres días”, explicó indignado Francisco Morales.
“De su poder no se llevaron nada. No fue un intento de asalto, creemos que molestaba a los delincuentes y por esto lo mataron”, insistió.
El familiar manifestó que el guardia fue una persona muy servicial y que nunca tuvo problemas con nadie. Lamentó el final del trabajador y la forma sacrificada en que se ganaba la vida exponiendo su integridad.
“El solo ganaba 1.400.000 guaraníes. Trabajaba 12 horas, no tenía aguinaldo ni seguro de IPS”, comentó Francisco.
Recordó que su hermano ayudaba a mucha gente en el barrio en donde custodiaba. “Acompañaba a los vecinos a ir hasta sus casas porque tenían miedo. No merecía morir de esa manera, era una persona demasiado solidaria y no trataba mal a nadie”, dijo.
Los agentes que investigan el ataque mortal señalaron que existen buenas pistas para aclarar el hecho. Se cuenta con dos testigos que facilitaron las características de la motocicleta y de los asesinos.
La sobrina de Morales, Noelia Gavilán, dijo que en la noche del crimen fue el rezo final de la hija fallecida del guardia.
“Tenemos que velarlo cerca del altar de su hija. Pedimos justicia y que los autores vayan a la cárcel y se pudran allí", sentenció.