Katanga fue sentenciado en mayo de 2014 a doce años de cárcel por un crimen de lesa humanidad y cuatro crímenes de guerra por el ataque contra la población civil. No obstante, en noviembre de 2015 los jueces decidieron revisar el caso y reducirle la pena tres años y ocho meses.
Los sucesos ocurrieron en febrero de 2003, cuando las tropas de la milicia Ngiti lanzaron un ataque sobre la aldea de Bogoro, en la República Democrático del Congo, que tuvo como consecuencia unas 200 víctimas mortales.
Los jueces consideraron probado que el ex líder militar congolés fue el intermediario entre los proveedores de armas y las tropas que cometieron los crímenes.
La CPI decidió revisar el caso de Katanga en noviembre de 2015, cuando este ya había cumplido dos tercios de su condena, y decidió reducirla un total tres años y ocho meses, por lo que podía haber salido de la cárcel en 18 de enero de 2016.
No obstante, la Justicia de la República del Congo, país donde Katanga estaba cumpliendo la condena, decidió no darle la libertad debido a que la Fiscalía de este país aún investiga su implicación en otros crímenes.
El caso de Katanga se inscribe en la Segunda Guerra del Congo, que se desarrolló entre 1998 y 2003 y que tuvo como víctimas a centenares de miles de personas.