En las discusiones están los que quieren conocer, explicar, promover verdades, están los escépticos, y no faltan los manipuladores que emplean medias verdades, mienten y redefinen el lenguaje para confundir. En mi caso, me interesa aportar algunos datos para el debate que se está dando en estos días sobre la ideología de género.
Educación. Es un proceso positivo de mejora en el que intervienen adultos con deseo de bien y más vale guiar y “profesar” (tarea de los profesores) antes que fantasear con una supuesta educación neutra que no existe y además es la excusa para introducir ideas y perspectivas insanas sin oposición. La responsabilidad de la educación recae en particular en la familia, luego en el Estado (art. 75 de la Constitución).
Distinguir sí, no maltratar. La educación debe “afianzar la identidad cultural de la persona”, y “rechazar todo tipo de discriminación” (art. 10 de la LGE). De nuevo el tema de la manipulación del lenguaje. Si discriminar es despreciar, eso atenta contra nuestra identidad cultural que es humanística y no hay que permitirlo. Peero, si discriminar es “toda distinción”, como pretenden los ideólogos de género, llegamos a la tontera absoluta de no poder contestar si 2 + 2 es 4 o 5; distinguir es una útil función racional que nos permite avanzar, su sinónimo es discernir y su antónimo, ¡opa!, es ¡confundir!
Perspectiva de género. Si se trata de afianzar la dignidad de la mujer respetando su biología, genética y funciones neuronales distintas del varón, ok. Peeero, si se trata de la absoluta construcción social y cultural de la identidad (autónoma de la biología de la mujer), es imposición política de un concepto erróneo para realizar una verdadera “colonización ideológica”, denunciada por el papa Francisco, entonces vale resistirla.
Ay, Hillary. Política pública, ok, en busca del bien común, respetando el orden social, pero no como un arma de ideologización desde el Estado. ¿O vamos a seguir el imperativo de Hillary Clinton, que abogaba por “usar las fuerzas coercitivas del Estado para cambiar las enseñanza de las tradiciones y religiones sobre el aborto y la homosexualidad”? En esa misma línea, por ejemplo, la presidenta Bachellet hace unos días ordenó en Chile celebrar el “Día de la Matria y la Patria”, para “no discriminar”.
Tolerar, exactamente. Cargar con un mal en busca de un bien mayor o para evitar un mal peor. No es aceptar cualquier cosa.
Cuestión moral, no moralina. La educación integral incluye una hipótesis sobre lo que como sociedad consideramos bueno, deseable, bello, verdadero. Las referencias claras son importantes. La ideología siempre es moralista y coercitiva, por lo tanto empobrece, afea y tergiversa la realidad... Fuerza, a seguir reflexionando.