Catalina Bogado tenía 103 años y se encontraba internada en la Casa Divina Providencia de la Fundación San Rafael. Conoció al genio musical paraguayo cuando apenas contaba con 15 años. En una entrevista (publicada en un boletín de la Parroquia San Rafael), recordó que era un 13 de febrero de 1928, cuando Flores interrumpió su sueño con una serenata, en la que tocó Ñasaindype, Arribeño resay y Amor de juventud.
“De José Asunción me decía siempre que era una persona muy buena”, comenta Raquel de Flores, esposa de Francisco Flores, nieto de José Asunción Flores. Además, señala que doña Catalina ansiaba que los paraguayos, “sobre todo los jóvenes, aprecien más la guarania, y que se le dé un lugar de mayor importancia. Era una de sus mayores preocupaciones. Fue una mujer que amó a su familia, sobre todo a sus nietos”, contó.
A su vez, el profesor Serafín Francia Campos, quien conoció de cerca a Bogado, señaló que “ella era una de las últimas prolongaciones del maestro. Catalina, a quien Flores dedicó una de sus composiciones, fue madre de dos hijos del músico, Francisco Asunción y Olga Octavia”, comentó. “Dejó una estela luminosa de humildad, buen corazón y una modestia digna de ser imitada. Nunca abusó del hecho de ser compañera de Flores para obtener algún beneficio”, resaltó.
