Aprobó con calificación aceptable. El Cerro Porteño de Gustavo Morínigo venció a Capiatá por la mínima de 3-2, festejó por primera vez en el Apertura y se toma un respiro en la parte final del certamen.
De arranque pareció que era un compromiso en el que solo servía para completar las casillas del fixture, ya que ambos ofrecieron una pobre propuesta, sin profundidad e ideas, dividiendo balones en la mitad de la cancha con poca claridad por sector.
Capiatá canalizó las salidas por Irrazábal, que se movió por lo ancho de la mitad de la cancha, pero sin compañía para descargar las acciones en ofensiva, fastidiándose por momentos. Por su parte, el Ciclón exageró en la circulación del balón con toques predecibles e innecesarios.
Los goles llegaron sobre el final y de manera sucesiva. Leal se sacó la mufa luego de seis fechas, mientras que Martínez demostró sapiencia para definir de pelota parada.
Mejoró. Tras la mano de Acuña y la definición de Domínguez, Capiatá salió del partido, quedando el Azulgrana como único protagonista.
Morínigo refrescó las líneas, pero sin cambiar de libreto. El ingreso Cáceres revitalizó el sector derecho, mientras que Aquino se soltó por izquierda, generando asociaciones interesantes, siempre con Cecilio, autor del tercero, como referente. En tiempo de adición, Capiatá volvió a desnudar falencias del Azulgrana al momento de marcar en pelota parada en el descuento.