Por Diego Barreto / Foto: José Molinas
“Un año pasa rápido”, rememora entristecido el hombre al observar el retrato de su hijo frente a un altar que tienen en la casa familiar, donde elevaron una plegaria en memoria de Rodrigo, quien se llevó la peor parte aquella madrugada, hace un año, cuando policías atracaron la sede del PLRA, tras las manifestaciones ciudadanas contra la fallida enmienda constitucional que buscaba la reelección de Horacio Cartes. Para la familia del joven dirigente, el presidente es el principal responsable de aquel luctuoso suceso, por lo que no tiene mucha esperanza de que se llegue a la verdad.
–¿Cómo recuerda a Rodrigo o qué recuerda de aquel último día que lo vio?
–Mi hijo estaba trabajando, pero desde el 28 de marzo él ya quería ir a Asunción y seguía con atención a través de la tele lo que acontecía, porque era el presidente juvenil del comité local. Esperó hasta el 30 de marzo, pero se suspendió su ida porque no andaba el vehículo que los iba a llevar. Les dijo a sus compañeros que yo tengo un viejo Voyage y que incluso irían en ese si no había otro medio. Así era él. La última vez que lo vi, salió de casa con un jeans dobladito y un botín bajo el brazo para vestirse en el camino.
–¿En qué momento se enteran de su deceso?
–Un vecino mío, pariente del concejal Diego Garcete, con quien Rodrigo fue a Asunción, fue quien nos avisó. Pero de hecho ya todos sabían. Era la 1.10 del sábado. Su mamá no quiso creer y aseguró que ella escuchó que su hijo ya volvió y que incluso entró a su pieza. Ella fue a la pieza y encontró el lugar vacío.
–Hasta ahora se le apunta como único responsable al suboficial que disparó.
–Es justamente adonde queremos que llegue esta investigación. A los demás responsables. Todo se sabe, pero la Fiscalía no le incluye en el proceso a nadie. El comisario (Tomás) Paredes Palma y otros policías de alto rango que formaron parte de lo sucedido y estuvieron en el Directorio esa noche no están investigados ni imputados. Había policías de civil que tenían pistola en la mano o en la cintura que se ve claramente en las imágenes y ninguno está procesado. Sin embargo, se procesó a media docena de jóvenes que tenían en la mano botellas de vinagre. A esos y a los que entraron en el Congreso sí, pero a los cómplices de los que mataron a Rodrigo, nadie.
–La versión que lanza el oficialismo ahora es que los policías actuaron sin orden superior.
–Eso no lo vamos a creer nunca. Es una teoría que no puede ser sostenida. Todas estas mentiras que se publican en los medios de Cartes tarde o temprano tienen que caer y van a caer, empezando por los que dieron la orden, que para nosotros provino del presidente de la República. Él es el principal sospechoso.
–¿Confía en la Justicia, en la Fiscalía?
–En el proceso yo no veo ningún avance, aunque nuestro abogado (Guillermo Duarte Cacavelos) maneja muy bien el caso y estamos en contacto con él. Lo preocupante es que con todas las pruebas, con todos los cruces de llamadas, elementos suficientes para inculpar a los responsables, el proceso no avanza casi nada. Eso y una serie de dificultades con las cuales tropieza el proceso para llegar a la justicia.
–Hay una querella paralela que impulsó la ex pareja de Rodrigo. ¿Qué opina de eso?
Desde el principio ella (Leticia Redes) tomó cartas en el asunto y a los ocho días de lo ocurrido se presentó en mi casa con documentos, hablando de herencia y nosotros ni siquiera podíamos creer todavía la muerte de Rodrigo. Su abogada Ana Mora presentó la querella por la muerte de Rodrigo, pero, según mi abogado, esa querella se presentó a pedido de Paredes Palma para que él no esté dentro de la causa. De hecho, sabemos que los abogados de ese comisario ya pidieron que se le excluya a él. Suponemos que van a pedir la exclusión de mi abogado, así ella (la madre de la hija de Rodrigo) se queda con la causa y hace un arreglo con los cartistas, con los policías y la causa va al oparei.
–¿Ustedes recibieron presiones en torno al caso?
–Presiones, no. Pero sí ofrecimientos de personas que querían hablar conmigo de parte del propio presidente de la República. Fue por un intermediario, allegados de (Juan Carlos) Baruja que enviaron a un muchacho. Me dijo que querían hablar y que él (Cartes) mismo iba a venir a mi casa. Querían saber si podíamos hablar y también mandó un emisario el comisario Críspulo Sotelo, quien envió a un doctor de la zona, porque por aquí tiene amigos.
–¿Cómo va la denuncia a nivel internacional?
–Ya hablamos con la Comisión de Derechos Humanos, donde presentamos una querella y la correspondiente denuncia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como crimen de lesa humanidad. Creemos que la batalla legal solo tendrá sus frutos afuera, porque los crímenes a los derechos humanos no prescriben.
–¿Qué les dice a los que afirman que con la muerte de Rodrigo solo se busca rédito electoral?
–No sé si rédito, pero sí le había dicho a Efraín Alegre que sí, que podía usar el nombre de Rodrigo en la política, porque Rodrigo era presidente de la Juventud, filial La Colmena, fue a defender la no enmienda y murió en el local del partido y todo lo que le pasó fue a causa de la política. Entonces estuve de acuerdo con que usen el nombre y eso cuestionan los cartistas. Soy consciente de lo que estoy haciendo y apoyo (a Efraín y al PLRA) y estoy abierto para todo, porque es la única forma de no hacer olvidar la muerte de Rodrigo. El pueblo tiene muy poca memoria.
–¿Qué lección dejó la muerte de su hijo?
–No sé si valió la pena o no, pero algo es seguro: en este momento si no fuera por eso (el asesinato de Rodrigo), Cartes iba a ser el candidato presidencial colorado. Él hubiera logrado la reelección si no fuera por lo que pasó.