Un nauseabundo olor se genera en este sector donde se encuentra el refugio de familias damnificadas, las que además soportan la presencia de todo tipo de alimañas, que van desde moscas y mosquitos hasta enormes ratas.
Asimismo, los desechos cloacales son vertidos irregularmente desde las precarias casas de terciada y chapa a la vía pública, contribuyendo al alto grado de contaminación que se tiene en la zona.
Luciano Duarte, uno de los pobladores de este asentamiento, señaló que “es un drama que no tiene solución. Mi hijo vomita todo el tiempo y como los demás integrantes de la casa, no tiene ganas de comer. En estas condiciones es imposible comer algo. Tenemos miedo de enfermarnos mal”.
El mismo comentó que una noche prestaron a una familia de apellido Adorno unas luces, pensando que levantarían para su vivienda a uno de los costados de la mencionada calle.
“Grande fue nuestra sorpresa cuando al día siguiente encontramos dos chiqueros con un montón de chanchos adentro”, lamentó.
Por su parte, María Achucarro, quien reside a solo una cuadra de este degradado lugar, señaló que debido a que ese camino está cerrado totalmente por una montaña de desperdicios en estado de descomposición y por las porquerizas, debe entrar por el refugio de damnificados para llegar hasta su residencia.
“Ya pedimos al Comueda y a la SEN que limpien nuestra calle para que se abra de nuevo pero hasta hoy no recibimos respuesta”, concluyó.