Una asegurada se sienta al borde del único pedazo de madera que posee el banco, según se puede ver en la imagen. Ante esto, otros prefieren sentarse en la base de la plantera o de la fuente, que contiene agua sucia y estancada. Los bancos se encuentran en pésimo estado desde hace años, se quejaron los asegurados.
En el “mejor seguro del universo”, las malas condiciones de las sillas ubicadas dentro del hospital así como los bancos instalados a la intemperie muestran el verdadero rostro de la precariedad del seguro social, alegaron algunos asegurados.
“Dios mío, acá estamos muy mal. Que hagan algo”, criticó un jubilado y exigió a las autoridades que reparen los mobiliarios. Lamentó que sufran siempre porque no hay medicamentos y que tengan que ser atendidos en un ambiente muy precario.
Estimativamente, 15.000 personas al día ingresan al Hospital Central, por lo que la disponibilidad de sillas y bancos no da abasto ante la alta demanda diaria.
Un solo herrero para hacer todas las reparaciones se dispone en el Hospital Central, se excusó el arquitecto Augusto Alcaraz, jefe del Departamento de Mantenimiento. La dependencia del Hospital Central también dispone de una carpintería, pero no logran dar una respuesta a todas las necesidades de refacciones en el centro médico más grande de la previsional.