28 mar. 2024

Bañadenses recuerdan emotiva visita del Papa, en medio de la adversidad

El paso del papa Francisco por el Bañado Norte dejó huellas. Aunque su gente siguió soportando la crecida del río y la marginación, su presencia les fortaleció la fe y les infundió un espíritu de unidad.

Vestigios.  La servidora Ailsa Chamorro intenta quitar la mancha de humedad que dejó la crecida en la pared de la capilla.

Vestigios. La servidora Ailsa Chamorro intenta quitar la mancha de humedad que dejó la crecida en la pared de la capilla.

Ailsa Chamorro procura borrar con lija la mancha oscura de humedad que la inundación dejó en la pared de la humilde capilla que visitó el Papa durante su estadía en Paraguay.

Poco antes de la llegada de Francisco al Bañado Norte, la mañana del 12 de julio pasado, el agua del río había retrocedido dejando seca la cancha de arena que está enfrente del oratorio San Juan Bautista; en el mismo sitio donde los saludó e invitó a rezar en guaraní. Allí, donde les expresó su felicidad de estar en “su” tierra –resaltando con la voz en esa palabra–; como muestra de su respaldo a la lucha que afrontan por seguir en la ribera.

Luego de que el Santo Padre se fuera del país, el agua volvió a subir y anegó todas las viviendas del barrio sin que se salvara el diminuto templo. El lunes que viene se cumplirá un año y los feligreses se preparan para conmemorar el primer aniversario de aquel breve, pero emotivo encuentro. “Emocionante es sentir otra vez su visita. No va a ser así como vino, pero va a ser un recordatorio para el barrio y los pobres que vivimos por acá”, comenta Ailsa mientras descansa su brazo empolvado y su nieta a un costado remueve la tierra impregnada en la explanada de la capilla.

Junto a otras tres personas, servidoras de la capilla, acondicionan el lugar para el evento del domingo que, además de la misa en guaraní a cargo del párroco Ireneo Valdez, procurarán ambientarlo casi tan igual como el año pasado.

Prevén poner un toldo blanco en el escenario, llevar el sillón de cable y las gigantografías con los mensajes de los niños bañadenses que bendijo el Papa y que hoy se encuentran en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, cerquita de ahí, en Tablada Nueva. “Sería bueno que se traigan el sillón y los cuadros acá en la capilla”, opina Arnaldo Valdez, voluntario del barrio San Jorge –zona del siniestrado Ycuá Bolaños– que se ofreció para refaccionar y pintar el predio. Afuera otros hermosean la escalinata del templo.

Celebración. El domingo 10, a las 7.30, arrancará el festejo aniversario. Niños del barrio San Juan animarán la celebración con un número teatral. La misa empezará a las 9.00 y, una hora después al término de la eucaristía en idioma nativo, cerrarán el encuentro con música y danza folklórica. “La venida del Papa fue como una presencia de Dios, un espaldarazo espiritual para nosotros”, afirma el padre Valdez.

“Cambió un poco la gente porque estamos más unidos”, suscribe Carmen Sánchez quien vive con su familia detrás de la capilla. Sobre el día en que fue Francisco, recuerda: “Nadie de nosotros durmió esa noche, amanecimos todos esperándole con comida”.