26 abr. 2024

Baja autoestima es la amenaza real para los jóvenes, no la Ballena Azul

El revuelo generado por la Ballena Azul es más bien un “fenómeno mediático” antes que una epidemia entre los púberes. Esto es lo que analiza Javier Leiro, de la Federación de Padres de Instituciones Educativas del Paraguay (Fedapar), sobre la aparición de este juego que plantea 50 desafíos y cuyo final es el suicidio.

A criterio de este sicólogo clínico, el mal que acecha a los adolescentes no es precisamente el sobrevalorado reto virtual, sino el escaso tiempo que sus padres les dedican y el bajo nivel de autoestima.

“Creo que es más la difusión que los medios de prensa le están dando que la realidad. Es cierto que existe el juego, que está en internet y que algunos chicos lo han bajado”, indica.

Le consta –dice– que algunos chicos probaron y realizaron ciertas pruebas del juego que se comparte sin filtros a través de grupos de WhatsApp y mediante las redes sociales.

“Algunos chicos me contaron que tienen compañeros que hicieron hasta la tercera prueba o cuarta, y realmente, no sé si en broma o en serio, pero no es el boom que se le está dando. Yo me detuve a leer los 50 ítems y algunos son imposibles de cumplir; tenés que ser más o menos retrasado mental para poder cumplir”, remarca sobre los desafíos que se plantean como, por ejemplo, mirar durante todo un día películas de terror o infligirse autolesiones en el cuerpo.

Vulnerables. Con o sin Ballena Azul, los problemas de autoestima en la pubertad son más que reales. Entonces, ¿quiénes son los más vulnerables a caer en la trampa?

“Quienes se plantean hacerlo de manera persistente son probablemente chicos con menor autoestima, más inseguros, con dificultades en la socialización; gente que quiere sobresalir en algunas cosas, llamar la atención”, enumera Leiro al señalar que ese tipo de juegos va dirigido precisamente a ese tipo de jóvenes.

“Los chicos que tienen las características de personalidad opuestas a las que te estoy diciendo toman a risa el juego y dicen que es una ridiculez, una tontería”, reproduce de lo que le toca conversar en consultorio con algunos pacientes.

Incluso, el especialista duda que los suicidios que se han registrado en países de la región –como Brasil y Argentina– hayan sido por influencia efectiva del juego. “Es mucho más lo que la prensa le está dando. De hecho, que se haya sabido de algún suicido real por causa del juego, creo que no ha habido”, apunta.

Conversar. Lejos de callar o silenciar el tema, aconseja que los padres deben “abrirse a la jugada y hablar” en la sobremesa, con sus hijos. Pero, eso sí, “deben conversar, no dar una cátedra sobre el tema”, sino preguntarles a los suyos “qué les parece el juego, por qué harías y por qué no. Te parece mal o bien”. “La prevención tiene que ir sobre todo en fortalecer los parámetros de autoestima de los chicos. Para un chico seguro, con carisma, con objetivos en la vida, este tipo de juegos no tiene lugar, porque el propio chico no le va a dar lugar”, remata.

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Método paliativo no pasa por crear una Ballena Rosa

En Brasil, puerto de entrada del polémico juego en el continente, se creó un antídoto al macabro desafío de la Ballena Azul. Son 50 ítems también que –en contrapartida– apuntan a valorar la vida y el amor. Se llama la Ballena Rosa.

Para Javier Leiro, este método puede funcionar aunque le parece innecesario. “Es como sacar un clavo con otro clavo. Vayamos a lo práctico, uno no puede hacer un disparate sin pensar lo que se está haciendo. Entonces hay que enseñar a pensar y buscar con el pensamiento, eso es más importante. Si cambiamos el nombre, volvemos al mismo juego”, contrapone.