“Nena vente pa acá, que ya no puedo más, estoy muy lejos de ti y tú en La Habana bailando pa poder olvidar...”. Es sábado y la música suena fuerte, mientras los cuerpos se mueven al son en numerosos salones de baile de capital y alrededores, y hasta en espacios al aire libre.
Es tiempo de una buena baileterapia contra el estrés. En la tarima de su estudio, el profesor Iván Lafuente da las indicaciones de pasos básicos. Adultos y jóvenes emulan los movimientos del cuerpo de manera sensual en la pista. La clase es una fiesta cargada de energía, buena vibra y risas.
Solo en el local de Salsa Soul Studio, 300 almas bailan semanalmente y aprenden los ritmos como salsa, bachata y kizomba. En pareja, con amigos, solteros, padre e hija, casados, divorciados, todos se suman a la propuesta musical para aprender, divertirse y espantar el estrés. En Facebook se pueden encontrar incluso escuelas que ofrecen estas alternativas saludables en línea y en Clasipar también hay una lluvia de ofertas de cursos.
Alternativa. Hugo Bianco va a las clases junto a su hija Fernanda para compartir y divertirse. “Le propuse a mi hija venir. Busqué una actividad social”, resaltó. Considera que es una forma divertida de pasar el tiempo.
A sus 60 años, Javier Gugiari también le pone sazón a su vida bailando salsa. Entre risas relató que tal vez es el más viejo de la clase. “Es agradable, se siente bien, es una terapia”.
Mientras se divierten durante 60 minutos, tonifican los músculos, se desestresan, rejuvenecen y obtienen múltiples beneficios terapéuticos mediante la danza. “Cualquiera puede aprender a bailar salsa. Acá bailamos no para ser profesionales sino para divertirnos”, resalta el profesor Iván Lafuente, que inició hace ocho años el desafío de hacer bailar a Asunción con el ritmo caribeño.
“Bailar es una forma de encontrar la felicidad, te hace conocer gente y estar bien. Cada vez es más la gente que baila. Esto casi natural del ser humano”. La consigna es bailar y las ofertas de hoy en el mercado están dirigidas a personas de todas las edades. En el nivel de principiantes ya se logra manejar los pasos básicos. “Lo más difícil es hacer bailar a los hombres. Estamos en una sociedad en la que el hombre que baila es medio rarito”, señaló Lafuente.
Bailar es una disciplina amplIamente recomendada, incluso el Ministerio de Salud Pública organiza clases de zumba en los distintos centros regionales en el interior del país, con el lema " Todos por la salud, apuremos el paso, para ayudar al organismo a estar en movimiento y alegrar el alma... bailando”.