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Arlequín Teatro cumple 35 años en mayo de 2017, y su fundador y director, el teatrista José Luis Ardissone recuerda sus inicios destacando logros y reafirmando que siguen fieles a la consigna de que el teatro debe divertir, pero fundamentalmente inquietar, hacer reflexionar y pensar.
“Arlequín nació con esperanzas, como la barca de Ulises. Cruzó mares procelosos, hizo frente a cíclopes gigantes, desdeñó a sirenas tentadoras. Hoy, tras 35 años y más de 180 puestas en escena, celebra jubiloso un aniversario al que no es nada fácil llegar, en un medio difícil y a veces hasta hostil”, reflexiona.
En estas tres décadas, el teatrista encuentra difícil citar un solo momento al que pueda calificar como “espectacular”, sin embargo, llegan a su memoria “las largas colas de público para las funciones de La casa de Bernarda Alba, Las troyanas, La muerte de un viajante, Toc Toc, así como los aplausos vibrantes recibidos en diversos festivales internacionales (Chile, Argentina, Portugal, Perú), o los reconocimientos nacionales e internacionales”.
De igual manera, momentos críticos fueron atravesados. El más difícil fue cuando Arlequín tuvo que entregar su local original (De Gaulle y Quesada) donde estuvieron desde 1982 hasta 1990. Por un año, ofrecieron funciones en la sala de la Cruz Roja de la Fundación La Piedad (sobre Artigas). “Fue un momento crítico en nuestra historia. Pero, como todas las crisis, sirvió para fortalecer nuestra convicción de seguir. Y al final eso también fue un factor de progreso, pues acabamos siendo dueños del nuevo espacio que ahora ocupamos (Antequera N° 1061)”.
DESAFÍOS. Acerca de los desafíos, José Luis Ardissone confiesa que cada temporada representa uno nuevo, desde seleccionar el repertorio hasta elegir el elenco adecuado a cada obra. “Si queremos continuar abriendo el telón, tenemos que saber que los retos están allí para ser aceptados y correr riesgos”, analiza.
Sobre el escenario, Ardissone enfrentó varios desafíos: Hamlet, La muerte de un viajante, Rey Lear, Galileo Galilei, y otros. “Creo haberlos superado y ahora espero que surja algo especial para enfrentarlo”, anhela.
EL TEATRO HOY. Para el director y actor, “soplan aires de renovación en el teatro. Es muy estimulante ver cómo surgen nuevas figuras, propuestas, espacios. Eso da la pauta de que tendremos con el tiempo que se necesita para madurar, un teatro fortalecido y dinámico”.
A los jóvenes les advierte que “tendrán que capear tormentas, pero si su vocación es auténtica, tendrán la fortaleza para seguir luchando. La lucha no se acaba nunca”.
PÚBLICO. El teatrista considera “que el público sostiene con su presencia el trabajo de actores, actrices, directores, escenógrafos, técnicos de escena. La gente debe entender que sin ellos, no existe teatro. Su apoyo es fundamental para que esta forma del arte siga viva. A ese público está dedicado nuestro trabajo, queremos despertar su emoción, y de paso dejar inquietudes en su mente. Vayan a ver teatro, van a pasar muy bien... y después vayan a comer y beber”, aconseja finalmente.