Las aguas negras afectan parte del asfaltado de esta avenida y toda la acera, por donde corren las nauseabundas aguas, impidiendo el paso de las personas.
Ángela Espínola, vecina del lugar, explicó que idéntico panorama soportaban cuando los ribereños se mantuvieron en el paseo central por más de siete meses, debido a los malos olores que inundaban todo. “No se puede vivir así. Todo el barrio se llena de moscas e insectos desagradables. No se puede ni comer”, lamentó.
Reclamó la urgente presencia de cuadrillas de Essap para regularizar la situación.