Después de 60 años de olvido, las “Casonas de los comandantes”, como se llaman las viviendas que albergan la exhibición, abrieron esta semana sus puertas al público de forma permanente, para mostrar la vida cotidiana del San José de hace más de cien años.

Las casonas muestran cómo eran las viviendas de la época, por lo que se han utilizado las mismas maderas de entonces, como el laurel. EFE/Archivo | Ampliar imagen
Las casas reciben este nombre porque eran el sitio donde residían, a principios del siglo pasado, el primer y el segundo comandante del cuartel Bellavista, edificio que ocupa el Museo Nacional desde que el Ejército costarricense fue abolido en 1948.
La curadora de la exposición “Puertas Adentro”, Gabriela Villalobos, explicó hoy a Efe que a pesar de que eran casonas militares, en la exhibición se ha querido “recrear a través de la arquitectura, los espacios, los objetos y las fotografías como vivían las familias burguesas costarricenses de finales del XIX y principios del XX”.
Villalobos indicó que se tardó “más de un año” en restaurar ambas casas porque la estructura de los edificios había quedado dañada “por las aguas y las cañerías, hasta el punto que había paredes podridas”, por lo que hay lugares “que se han tenido que reconstruir totalmente”.
Las casonas muestran cómo eran las viviendas de la época, por lo que se han utilizado las mismas maderas de entonces, como el laurel. Además, las paredes y suelos también imitan las de los hogares de antaño.
En la exhibición se recrean dos salones, un recibidor, un dormitorio y una oficina, con los que se quiere mostrar “cómo era la vida cotidiana y doméstica de las familias costarricenses”, dijo Villalobos.
Todas los obras de la exposición son bienes originales de la época que han sido donados al museo y entre los que destacan el juego de camas y el tocador del ex presidente costarricense León Cortés (1936 y 1940).
“El tocador y las camas son de estilo Art Decó", apuntó Villalobos, quien añadió que a la burguesía de la época “le gustaban los bienes europeos”, por lo que hay objetos de “Art Nouveau, modernistas y neoclásicos, en los que se recrean la mitología griega”.
Otras joyas de la exposición son una figura de cerámica de estilo neoclásico de principios del veinte, un teléfono de art nouveau y una caja fuerte neoyorquina de 1910.