23 jul. 2025

Una nueva alborada del periodismo y la sociedad

Por Andrés Colmán Gutiérrez - Twitter: @andrescolman

Nunca antes había sucedido algo así...

Que una serie de reportajes de investigación, como los que Última Hora inició en mayo de este año sobre el gran robo al Estado en la Contraloría, derive en el juicio político, la renuncia forzada y el procesamiento de dos altos funcionarios del Estado, el contralor Óscar Velázquez y la subcontralora Nancy Torreblanca, era algo que resultaba impensable que pudiera suceder en Paraguay, reino de la impunidad y el oparei.

Nunca antes había sucedido.... pero sucedió. Contra todos los pronósticos.

Menos aún, que la siguiente serie de notas investigativas, iniciada el 8 de setiembre, esta vez sobre el esquema de corrupción montado por el rector de la Universidad Nacional de Asunción, Froilán Enrique Peralta, llegue a desencadenar una gran revuelta estudiantil, sacudiendo no solamente a toda la estructura del sistema universitario, sino a la misma sociedad paraguaya, era un acontecimiento que no cabía ni en las previsiones más optimistas.

Y menos aún que el hasta entonces todopoderoso rector, apodado el Ferrari, se vea forzado a pedir permiso y ocultarse, luego a ser imputado por inducción a un hecho punible, obligado a renunciar a su cargo y acabar detenido por la Justicia...

Nunca antes había sucedido.... pero sucedió. Contra todos los pronósticos.

Quizás fue el despertar de una mayor conciencia en los jóvenes, alimentado por la reciente visita del papa Francisco, quien les había exhortado: “Hagan lío, pero organicen el lío”. ¡Y vaya que lo hicieron...!

Quizás fue la cosecha tardía de tantas otras luchas estudiantiles a través de la historia, desde la época de la dictadura stronista, tantas veces ahogada con represión y con sangre.

Quizás fue el efecto de una época de interconexión con el mundo a través de las redes sociales de internet, del conocimiento abierto, de la globalización que supera a la isla de mediocridad y censura.

Quizás fue el simple hartazgo de una sociedad por tantos años sometida a la corrupción y a la narcopolítica, obligada a callar y a tener miedo.

Quizás fue todo eso y mucho más.

Lo cierto es que de pronto nos encontramos con un inédito setiembre de primavera anticipada, de calles y predios invadidos por gritos juveniles, por banderas coloridas y letras de rebeldía, por cadenas humanas de solidaridad y esperanza, por consignas de fortalecida intransigencia, con un hashtag (etiqueta) que se volvió símbolo de esperanza: #UNAnotecalles.

Es una nueva alborada del periodismo investigativo, pero sobre todo una nueva alborada de la sociedad, que nos obliga a no dormir en los laureles, a dar más y mejor cada día. Porque a #UNAnotecalles le debe seguir un #PARAGUAYnotecalles.