Recientemente la Universidad Nacional de Asunción (UNA) se aplazó en el marco de la evaluación institucional llevada a cabo por la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (Aneaes).
De un máximo de 5 puntos obtuvo un promedio de 2,9. Así les fue también a otras cinco universidades públicas analizadas por primera vez por la Aneaes.
El Dr. Miguel Torres, vicerrector de la UNA, explica que estas evaluaciones lo que más miden es la gestión. “Y a veces por un mal registro, o pérdida de documentos, se tiene datos desajustados”, señala al recordar que este trabajo evaluativo es retrospectivo y abarcó el periodo más turbulento (2015-2019) que vivió la institución.
A esto suma la envergadura de la institución que tiene 14 unidades académicas –con 41 filiales, distribuidas en 12 departamentos y 28 distritos–, por lo que no pudieron responder a varios ítems contemplados en las dimensiones que hacen a la gestión general y que son puestas en remojo.
No les resulta ajeno –dice– el resultado derivado de la evaluación diagnóstica de la agencia; ya que coincide casi con la autoevaluación hecha por la propia institución.
“Este resultado que ustedes vieron ahora, ya lo veníamos manejando porque de por sí, para responder al mandato de la Asamblea Universitaria, venimos trabajando en esto hace dos años. Y esta evaluación refleja lo que ya habíamos evaluado; y el resultado que obtuvimos en la autoevaluación y lo que Aneaes nos da ahora, están muy próximos en cuanto a cifras”, aporta sobre al bajo puntaje señalado.
En este contexto, ya iniciaron, dice, el trabajo para un nuevo modelo de universidad: Se tiene una hoja de ruta a seguir y se han establecido alianzas estratégicas con redes internacionales, organismos de cooperación multilateral, así como con instituciones del sector público y privado.
Torres atribuye el aplazamiento a dos factores claves: El periodo de convulsión estudiantil que explotó en 2015 y los sistemáticos recortes presupuestarios que sufre la UNA por parte del Tesoro.
“En ese tiempo se dejaron de registrar un montón de cosas, se perdieron muchos datos. Por eso es que resultó muy difícil también llegar a responder a todas las dimensiones contenidas en el esquema de evaluación de la Aneaes”, expone.
Incluso, manifiesta que la Fiscalía se incautó de gran cantidad de documentos tanto de las unidades académicas como del Rectorado que “hasta ahora no recuperamos”.
Estancos. El vicerrector, además, recuerda que la UNA de por sí, nació con facultades y después se institucionalizó con la aparición de la Rectoría.
“Eso hace que la UNA se haya desarrollado como espacios individuales, en donde no se compartían los recursos”, refiere al mencionar que eso se busca revertir en el Plan Estratégico Institucional 2021-2025. “Para nosotros, esto es un instrumento muy valedero porque nos hace ver nuestras falencias y aprovechamos eso para nuestro plan de mejoras, para instalar nuevas estructuras dentro de la UNA y que podamos seguir muy de cerca la gestión de calidad. Todo esto nos permitió esta evaluación”, sostiene.
A mediados de este año, anticipa, instalarán una consulta abierta y participativa para debatir “qué modelo de universidad espera la sociedad paraguaya en el contexto y los desafíos nacionales”.
Tijerazos. Torres acusa además a los recortes que la institución viene padeciendo en la última década. “En estos últimos tiempos hemos sufrido recortes importantes en nuestro presupuesto. Y esto hay que tener en cuenta que todas las universidades públicas y en particular de la UNA sufrieron bastante estos recortes. Y, por la envergadura que tiene la UNA, cualquier recorte siempre va a impactar fuertemente en su gestión”, recalca.
Y acota que uno de los rubros más afectados por los tijerazos son las inversiones.
“Al recortar recursos para inversiones no se pueden mantener los laboratorios, se dificulta su manteamiento; instalar mayor infraestructura que vaya respondiendo a las necesidades. También hay que considerar el crecimiento vegetativo porque, a medida en que se fueron formando las unidades académicas, fueron creciendo en la necesidad de tener más personales, docentes y administrativos, para dar respuestas”, lanza y refuerza que los recortes golpean muy fuerte, conspiran en contra del mejoramiento de la institución en todas sus dimensiones.
Es un instrumento muy valedero porque nos hace ver las falencias y aprovechamos eso para nuestro plan de mejoras. Dr. Miguel Torres, vicerrector de la UNA.