30 abr. 2024

Un sueño no tan lejano

¿Hay que ser millonario para estudiar en el exterior? Al contrario de lo que muchos se imaginan, no es necesario endeudarse para cumplir ese deseo de superación. Realizar un estudio de posgrado fuera del país es factible a través de diversos métodos de financiamiento. Por ejemplo, las becas.

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Revista Vida

Por Gabriela Fariña / Fotos: Javier Valdez y Fernando Franceschelli

Anualmente, unos 600 paraguayos aplican a los programas educativos de ayuda extranjera. Por lo general, los mitos sobre las becas representan una barrera para acceder a estas plataformas de cooperación académica. Si bien los estudios en el exterior tienen un alto costo, existen fuentes públicas y privadas que financian total o parcialmente estos proyectos. Este instrumento es un soporte elemental para las personas de escasos recursos y de buen perfil académico.
En un mundo tan competitivo, el régimen de cada programa difiere. Para muchos, la gratuidad hace asequible los niveles de posgrados, maestrías y doctorados. De la misma manera, existen becas orientadas al aprendizaje y perfeccionamiento del idioma a través de la inmersión lingüística y la integración en un ambiente internacional multicultural, tal como propone el programa de intercambio Fulbright de Estados Unidos.
La globalización sigue su curso, al tiempo que aumentan la oferta y la demanda de la educación superior. Las modalidades de los cursos de posgrado son presenciales, semipresenciales y a distancia, explica Myrian Ruiz, directora del departamento de becas de la Secretaría Técnica de Planificación Nacional (STP), organismo encargado de la recepción, difusión y monitoreo de becas financiadas por las agencias internacionales y sus respectivos Gobiernos.
No obstante, hay oportunidades que se desaprovechan por no reunir requisitos como el dominio del idioma inglés, indica el licenciado Federico Mora, coordinador general del programa nacional de becas Don Carlos Antonio López. Otros puntos excluyentes son el bajo índice académico y la elección de una universidad de destino que no se adecue a lo que requiere el programa de becas. Muchas veces, los candidatos no completan los datos básicos. Este ratio pone en evidencia que los problemas sustanciales frenan muchas aspiraciones.
“Estudiar afuera per se no es signo de excelencia. Hay universidades buenas y malas, tanto acá como en el exterior”, enmarca Mora. En el caso de las becas nacionales, el alumno tiene como norma obligatoria elegir una de las 300 mejores universidades del mundo, y dicho filtro se establece a través de los siguientes rankings: QS, Times Higher Education y ARWU. En este contexto, el encargado del programa hace un balance de las primeras convocatorias públicas: “Uno de los mayores aprendizajes es la alta demanda de postulantes en condiciones de competir. Tenemos muchos perfiles brillantes que están dispersos por el mundo”.
Embajadora universitaria

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Revista Vida

Cada estudiante que usufructuó una beca en el exterior trae su historia a cuestas, constituida por experiencias y entornos sociales. Como Mical Rodríguez (25), quien cursó la maestría de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de Seúl. “En Corea, la cultura y comida son totalmente diferentes, y esto es un desafío, pero la oportunidad de conocer otro continente pesa más”, evalúa esta joven, que cursó su carrera de grado en la Unida y luego ingresó a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen) de la UNA para seguir una licenciatura en Estadística. Al mismo tiempo, hizo un posgrado en Didáctica Universitaria en el Rectorado de la UNA.

A los 22 años, Mical fue beneficiada con el programa Global Scholarship. Se trata de la beca que la Universidad Nacional de Seúl concede a los estudiantes extranjeros. Si bien otros compatriotas también se formaron en la mencionada institución, ella es la primera paraguaya en ingresar al Programa de Políticas de Cooperación al Desarrollo, que le permitió tomar cursos de Política y Economía Internacional, Investigación y Políticas de Desarrollo de Corea, durante 16 meses.
El plan de estudio del máster al que optó se impartía en inglés, idioma que maneja fluidamente. Sin embargo, confiesa con mucha gracia que “es abrumador ver la escritura coreana y no tener una vaga idea. Para mí, las letras eran como palitos y redonditos, y me dije: '¿Cómo voy hacer para vivir acá?’”. La convivencia y el tiempo hicieron el resto. Aprender a leer, comenta, no le resultó difícil: “Es relativamente sencillo comparado con nuestro abecedario, pero hablarlo es otra cosa, ya que tiene distintas declinaciones”.
Asegura que no tuvo que pagar las cuotas de su bolsillo. La visa de estudiante tampoco suponía un costo, ya que el programa recibe apoyo de Koica, que es la agencia de cooperación del Gobierno coreano. Asimismo, la beca incluía pasajes de ida y vuelta, manutención, matrícula, libros e incluso viajes de campo a sitios industriales.
En lo que respecta a su prontuario académico, ella logró un puntaje de 96.60/100 en Corea, y fue distinguida con el Premio de Tesis Excelente del programa. Además, se le concedió un reconocimiento por su desempeño académico en español denominado The Most Likely to Have a Perfect GPA. Sobre la base de sus logros, se mentaliza para el siguiente destino: Inglaterra. “Estudiar en la Universidad de Cambridge es más bien para complacer ese sueño nerd”, confiesa ruborizada.
Buscando mejores oportunidades a futuro, este año se postuló y obtuvo una beca a través del programa Becal. “Me siento un poco nerviosa, pensando en la fama de exigencia y competitividad que tiene la universidad”, manifiesta Mical, quien se está preparando con las lecturas preliminares para tener un paneo de los temas a ser abordados. El programa académico del que va a participar se llama MPhil in Development Studies, cuyo ciclo es de nueve meses. Luego de aprobar todas las materias, su objetivo es presentar una propuesta de investigación para proseguir con el PHD.
Perfil de alto vuelo

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Graduado y con honores, Pablo Ramírez Ayala (27) estudió Derecho en la Universidad Nacional de Asunción. Su proyección con respecto a su carrera y su campo de acción profesional lo impulsaron a construir una hoja de vida diferente.

Al igual que muchos jóvenes paraguayos pertenecientes a la clase social media, para él era “todo un sueño formalizar la idea de estudiar en el exterior”. Sin embargo, el factor monetario no fue un impedimento para estudiar en la Universidad de Reading (Inglaterra), donde hizo su maestría en Derecho del Petróleo y Gas. Esto fue posible gracias al programa de cooperación académica Chevening que, además de cubrir los costos académicos en su totalidad, contemplaba otras cuestiones, como estipendio mensual, pasajes de ida y vuelta hasta el Reino Unido, gastos de tramitación de la visa, viajes, actividades organizadas por el programa, entre otras.
Antes de emprender vuelo, Pablo trabajaba como jefe del Departamento Jurídico-Técnico del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones. En el trayecto se le presentaron numerosos desafíos que aportaron a su universo de conocimientos. “El ritmo de estudio independiente y la investigación implicaron la necesidad de un tiempo de ajuste. El debate promovía la crítica de lo abordado en la clase y el estudio de un caso. Afortunadamente, la universidad ofrecía talleres para agilizar la adaptación como parte de la extensa lista de sus servicios extracurriculares”, relata desde Inglaterra el becario del programa Chevening, financiado por la Foreign & Commonwealth Office. Este es un emprendimiento del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido y de las entidades asociadas.
Muchas historias y anécdotas conquistó Pablo durante sus estudios en Inglaterra. “Valoro mucho la experiencia de vivir en una sociedad multicultural y estudiar con vecinos y compañeros de todo el mundo. Llegué a compartir buenos momentos con amigos de países como Chile, Uruguay, Grecia, Indonesia, Kenia y Lesotho, por nombrar algunos. Compartimos detalles de la vida en Paraguay y en sus países, todo en el contexto de esta etapa que nos tocaba vivir juntos en el Reino Unido, que también tenía sus propias peculiaridades”, relata el profesional.
“Extrañé mucho el mbeju y la sopa paraguaya. Por eso, lo primero que voy a hacer al llegar a Paraguay es saborear un auténtico plato nacional. Luego, evaluaré mis siguientes pasos en el campo profesional. Tengo ofertas que analizaré con detenimiento. En cuanto al MOPC, como era profesional contratado (no nombrado), al decidir venir a Inglaterra, no había un mecanismo que permitiera que continuara esa relación laboral. Por mi perfil, volver allí siempre será una posibilidad, pero estoy abierto a otras oportunidades”, significa Ramírez, quien retorna a Paraguay este mes, tras culminar un año académicamente satisfactorio.
Desde su perspectiva, el sector energético es estratégico para el desarrollo de cualquier país, en especial el nuestro. Ese es el motivo por el que ha orientado sus estudios a las reformas regulatorias, la competencia en licitaciones públicas y la discreción administrativa. Con convicción, el joven profesional se siente apto para colaborar en las distintas etapas que normalmente conducen a la redacción e implementación de normas energéticas y de derecho administrativo.

Militante por
la educación cívica

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Revista Vida

Mirar el mundo desde la politología implica “analizar las propuestas concretas de educación democrática, porque son en esos espacios donde la gente se organiza y se empodera”, reflexiona la docente Ángeles Ferreira (29), quien hace una semana regresó al país, tras finalizar su máster en Educación en Valores y Ciudadanía, en la Universidad de Barcelona. Su carrera de grado en Ciencias Políticas la cursó en la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción.

Con el anhelo de adquirir nuevas herramientas teóricas y prácticas para el ejercicio de su profesión, se postuló al programa nacional Becal. “Los trámites previos no son algo de otro mundo. Es cuestión de respetar los tiempos y los requisitos. Lo que tuve que palmar de mis ahorros y de la amorosa colaboración de mi madre es la documentación, que implicó una suma de tres o cuatro millones de guaraníes. Y a mi regreso, el gasto más grande fue mi título de egresada, que alcanzó 290 euros con los trámites correspondientes”, señala.
España es, entre los jóvenes paraguayos, el país predilecto para ir a estudiar, de acuerdo con cifras oficiales. “Eso se explica porque ahí la vida no es tan cara como en otros países. Conozco becados de otros lugares que viven muy justos y otros que dicen que se sienten como reyes. La beca abarca el pago total de la universidad, el pasaje de ida y vuelta, el seguro médico y los gastos de manutención que nos pagaban trimestralmente. Considero que el dinero otorgado por el programa alcanza para vivir cómodamente en Cataluña. Es más, permite darse unos gustos, como por ejemplo, recorrer cada tanto y comprarse libros de estudios”, complementa la becaria.
Anteriormente, Ángeles enseñaba Historia, Política y Ciencias Sociales en los colegios Cristo Rey y Las Teresas. Cuando se le aprobó la beca, solicitó un permiso en ambas instituciones. “Tengo muchas ganas de volver al aula, saber sobre las disputas de los profesores, más allá de lo que dicen las noticias y la teoría. Me gustaría que conectáramos aprendizajes y nos organizáramos por una educación de calidad”, dice con mucha seguridad.
¿Cómo es la vida universitaria en España? “Se pasan muchas horas en la biblioteca. En mi caso, tenía clases desde las 16.00 hasta las 22.00. Me pareció muy serio el compromiso de los profesores. En concreto, como algunos no sabían tanto de Paraguay, se pusieron a leer sobre nuestra historia. Incluso aprovechaban las entrevistas a los universitarios para conocer los perfiles. Ellos mismos nos sugerían libros de acuerdo a nuestros gustos. Claramente, con esta interacción lograban despertar el interés en la materia”, reconoce.
Hay cosas que suceden por encima de los retos desde otras latitudes. “Para mí no fue fácil perder esa cercanía con los familiares y amigos”, expresa con el corazón en la mano. Sin embargo, la docente atesora las experiencias adquiridas en el exterior y, sobre todo, valora la oportunidad de llevar a cabo acciones solidarias. De tanto en tanto enseñaba español a emigrantes africanos y sirios. También participó de forma voluntaria en actividades pedagógicas dirigidas a niños con diferentes discapacidades. Esta vivencia renovó sus energías para proseguir con trabajos de esta naturaleza en nuestro país.
Metáfora de un país
Mical, Pablo y Ángeles, así como muchos otros paraguayos que se postularon a programas de becas en el exterior, se fueron con la esperanza de abrir horizontes y nuevas experiencias. Y aunque sus motivos para realizar sus estudios de posgrado en el extranjero varían, todos coinciden en algo: las ganas de mejorar su formación académica y la experiencia que propicia la interacción con diferentes culturas, además del deseo de tener una visión más amplia y globalizada sobre una rama del conocimiento.
Ante la natural vuelta a su país de origen, estos jóvenes analizan el escenario nacional. “Volver a la realidad sin que te gane el desánimo es un desafío que se debe afrontar disputando el modelo educativo”, asegura la docente Ángeles Ferreira.
Igualmente, existe consenso en que la actual formación universitaria paraguaya no responde, ni cualitativa ni cuantitativamente, a las necesidades de la sociedad. En vez de despegar, el nivel educativo paraguayo se encuentra entre los peores del mundo, según el Índice de Competitividad Global. A nivel regional, el país invierte menos del 4% en educación con relación al producto interno bruto, cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) establece como mínimo el 7% del índice macroeconómico nacional.
¿Qué se podría hacer para implementar la situación deseada y necesaria en nuestro territorio? Sobre el punto, el becario Pablo Ramírez baja unas líneas: “En primer lugar, se necesita una administración transparente, con docentes altamente capacitados, una infraestructura adecuada y un sistema centrado en la promoción de la investigación. Aunque creo que un buen profesional puede egresar de cualquier institución, la universidad debe cumplir su rol y proveer una educación de calidad, exigente e inclusiva, que permita al alumno desarrollar todo su potencial. La educación superior no puede reducirse a repartir títulos, sino que debe generar un valor agregado para la sociedad”.

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Lazo académico

● Las becas más usufructuadas por los estudiantes paraguayos son las ofrecidas por China-Taiwán, Corea y Japón, que son de cobertura total. Las áreas de estudios más solicitadas son: Ciencias Sociales, Ciencias Agrícolas, Ciencia y Tecnología, Medicina, etcétera.
● Las principales fuentes de cooperación académica son: la Organización de los Estados Americanos (OEA), los Gobiernos de Japón, México, Argentina, Tailandia, República de China-Taiwán, Israel, Corea, Brasil, Chile, Panamá, Egipto, Malasia, India, Turquía, Suiza, Francia, Australia, Nueva Zelanda, Italia y Alemania. Además, figuran la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (Koica), la Agencia de Cooperación Española (Aecid), la Cooperación Alemana de Desarrollo (GIZ), el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD), entre otras.

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Un plan para estudiar

● Becal se denomina el plan creado por el Estado paraguayo con la finalidad de potenciar el capital humano, en el nivel de maestría y doctorado. Cuenta con un fondo de 73 millones de dólares provenientes de los recursos para la excelencia en la educación e investigación y de préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Está diseñado para solventar aproximadamente 2.000 becas. A la fecha, más de 750 subvenciones están comprometidas.
● Áreas prioritarias: Ciencias Exactas, Ciencias Naturales, Ciencias Agrarias, Ciencias Médicas, Ingeniería, Tecnología y Ciencias de la Educación.
● La edad límite de postulación es de 35 años cumplidos al momento de la firma del contrato.
● Asignación. Para las maestrías, se fija un tope de hasta 90 mil dólares. Para un doctorado, el financiamiento máximo es de 180 mil dólares. En ambos niveles se incluyen pasaje aéreo, asignación para el proceso de solicitud de visa, compra de libros, seguro médico y manutención mensual, que varía de acuerdo al país.
● Retorno. Al culminar el ciclo académico, el becario está comprometido a cinco años de colaboración y permanencia en Paraguay, en retribución a la apuesta que realiza el Estado.
● Cómo postularse. Las convocatorias de Becal son públicas y abiertas. La guía de bases y condiciones para el proceso de postulación se encuentra en el sitio web: www.becal.gov.py.