28 may. 2025

Un poeta que fomentó el interés por la cultura guaraní

Por Sergio A. Noé Ritter

snoe@uhora.com.py

Rosicrán es el seudónimo artístico del desaparecido escritor Narciso R. Colmán, quien dejó para la posteridad varias obras en guaraní, y otras en español.

Los estudiosos consideran que su legado cumbre es Ñande ypy cuéra (Nuestros antepasados), cuyos poemas indagan en la mitología y en la visión primigenia del mundo que poseía la raza guaraní.

“Esta obra viene a ser una especie de epopeya de la raza guaraní, como si fuera la Divina Comedia, de Dante Alighieri, pero en versión autóctona”, revela el hijo del autor.

TRABAJO. Buena parte de su vida la invierte como telegrafista del Ferrocarril Central del Paraguay. Esta profesión lo lleva a ocupar cargos similares en Buenos Aires, desde 1897.

Al volver al Paraguay en 1901, se desempeña en la administración nacional por casi 30 años. Es juez en varias localidades, y luego, jefe del telégrafo nacional. Cuenta su hijo que en la década de 1910, el escritor realiza varias expediciones por el interior del país.

El escritor conoce a Moisés Bertoni, Agustín Barrios, Emiliano R. Fernández, entre otros artistas, literatos y estudiosos. Además, es colaborador del Ateneo Paraguayo, entidad que actualmente resguarda una biblioteca personal, con manuscritos originales.

LITERATURA. En el campo literario, Rosicrán se lanza con su primer poemario Ocára Poty, de 1917. Un segundo tomo de esta antología lo lanza en 1921.

También publica varios tomos de refranes y relatos en guaraní, tales como Kavaju sakuape (1930), Ñe'ênga Rovy (1934), Ñandeyára ñe'ê poravopyre (1935), entre otros.

En 1950, en un homenaje que ofrecen al escritor sus compueblanos de Ybytymí, presenta su última obra Ofrendas laureas, que recopila algunos de sus poemas.

Según su hijo, el autor regalaba los ejemplares de esta obra a sus amigos. Con el tiempo, esto le generó un endeudamiento tal, que tuvo que vender su casa de dos pisos de Punta Carapã, ubicada frente a la casa de José Asunción Flores.

ANÉCDOTA. Narciso (hijo) cuenta un recuerdo de su padre. “En una ocasión, Francisco Martín Barrios -poeta, teatrista guaraní y hermano de Agustín Barrios- pide permiso a Rosicrán para recitar en público uno de sus poemas”, dice el hijo.

Y añade que “el poeta no se negó ante tal petición”. Luego, recibe otro pedido, pero esta vez, de Agustín Barrios.

“Mangoré le pide a papá un favor: quiere que uno de los títulos de sus poemas sea el nombre de una de sus composiciones. Hoy, Ha che valle, es una de las piezas más conocidas de Barrios, y es en honor a la poesía de Rosicrán”, cuenta Narciso (hijo).

Finalmente, Francisco Martín Barrios declama esa poesía en el Teatro Nacional, en la década del 1920, con el acompañamiento instrumental -a modo de cortina- de Agustín Barrios.

LEGADO. Para Narciso de los Reyes Colmán (hijo), el aporte que su padre dejó consiste en el registro textual de la tradición guaraní, una lengua caracterizada por la oralidad.

Ñande ypy cuéra, una obra de unos 2.800 versos, incluye un estudio etimológico de los nombres, mitos y voces empleadas por el autor.

“Antes de que se escribiera Ñande ypy cuéra, la gente ya hablaba de los mitos guaraníes, como del Teju Jagua, Jasy Jateré, Moñái, Kurupí, Luisón, y otros. Lo que hace mi padre es registrar estos relatos por primera vez en textos”, cuenta Narciso (hijo). Señala también, que estos mitos tienen una vinculación geográfica y que su padre los recopiló durante sus viajes por todo el país, que realizó en dos etapas de su vida.

El poeta Narciso R. Colmán (1876-1954) nació en la posguerra del 70 y vivió en las convul- sionadas revoluciones liberales. Con su obra Ñande ypy cuéra despertó el interés en el estudio de los orígenes de la cultura guaraní.