Los militares irrumpieron en las viviendas aledañas y detuvieron a 35 personas, entre ellas menores de edad y ancianos, quienes denunciaron que fueron torturados, luego de ser sacados a punta de armas de sus dormitorios, en represalia por el militar herido.
En la tarde de ayer, los militares de la Marina y agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas encontraron un alijo de estupefacientes en una vivienda allanada. La Armada Nacional también informó que encontraron algunos volúmenes de aserrines, que fueron colocados a orillas del río por los malvivientes, para emboscar a los militares.
El suboficial de tercera Marcos Gabriel Agüero González acusó un disparo en la cabeza, que le dejó un orificio de 3 centímetros, según los médicos, y fue trasladado en la mañana de ayer al Hospital Nacional de Itauguá, con pronóstico reservado. Al cierre de esta página, seguía en estado grave.
Mientras que los 35 civiles detenidos fueron trasladados a la base Naval del Este, donde estuvieron incomunicados hasta el mediodía, sin acceso a sus abogados defensores ni asistencia médica, según denuncia.
DE PELÍCULA. El tiroteo duró cerca de 15 minutos, que incluso se escuchó desde la ciudad de Foz de Yguazú. La Armada Nacional informó que el personal bajó para verificar algunas cajas envueltas con plástico negro para el transporte por agua, cuando fueron recibidos a tiros por los contrabandistas. Los disparos se habrían efectuado con armas automáticas. Fue allí que acusó el disparo el uniformado.
Luego varios vehículos con militares armados iniciaron una serie de requisas en las viviendas ubicadas al menos hasta 50 metros de la orilla del río. Rompieron candados, puertas, y dispararon para quitar a empellones a los hombres y trasladar a la mayoría a la sede militar, conforme a los testimonios y grabaciones del circuito cerrado. Los militares incautaron dos armas de fuego, un rifle y una escopeta.
El fiscal Édgar Torales afirmó que los militares intervinieron en la persecución en su área de influencia, pero declaró que “no hay dudas que se excedieron”. Constató los rastros de golpes que presentaron los detenidos, entre ellos menores de 16 años y ancianos de más de 67 años.
Los vecinos denunciaron que fueron prácticamente asaltados por los militares, quienes les despojaron de sus celulares y dinero.
Aníbal Acosta, taxista, denunció que le despojaron de G. 2.500.000 que tenía para surtir su despensa. El hombre dejó de trabajar a causa de la pandemia. Los afectados acudieron hasta la subcomisaría ubicada en la jurisdicción, pero los agentes les señalaron que debían acudir a la Fiscalía para denunciar los hechos.
NIÑA GOLPEADA. Una niña de 2 años fue golpeada con la culata de un arma de fuego, que le rompió la boca, en el momento en que estaba en el brazo de su padre, denunció un familiar de manera anónima por temor a represalias. El padre fue detenido y la madre también acusó un golpe en el cuello.
Un hombre quedó internado por los golpes que sufrió en los genitales. Los demás presentaron rastros de golpes, supuestamente efectuados con palo de escoba, en sus espaldas. Un anciano acusó un golpe de culata de pistola en la cabeza, que le rompió el cuero cabelludo. Los menores fueron sometidos a una inspección médica forense y los mayores inspeccionados en el Pabellón de Traumas.