20 abr. 2024

Un año económico sin reformas necesarias ni logros importantes

Esta semana se cumplió el primer año de gestión del presidente Mario Abdo Benítez en medio de un escándalo político que terminó confirmando un cierre sumamente negativo. A pesar de que el mediocre desempeño económico no se debe a la actual conducción económica, tampoco se observan medidas o señales que pudieran generar expectativas positivas. Es urgente que el Gobierno dé a conocer una política económica basada en evidencia empírica seria acerca de su potencial, consensuada con sectores amplios de la sociedad y que proporcione certidumbre.

Durante el último año se conjugaron un escenario internacional y climático adverso para Paraguay y la ausencia de señales de cambio en la política económica. El país sustentó su crecimiento durante muchos años en la demanda externa, condición que perdió peso como motor. Ante esta circunstancia, las políticas económicas deben cambiar, acorde con la dinámica económica; sin embargo, esta no verificó cambios sustanciales a pesar de que ya se observaba desde años atrás la necesidad de una transformación importante.

La alta dependencia externa del crecimiento económico siempre fue un problema por la volatilidad que implicaba, pero fue obviada por el relativamente alto aumento del producto interno bruto durante muchos años. Hoy, que las condiciones de la demanda internacional ya no son favorables para el país, empezamos a sufrir las consecuencias sin contar con herramientas que nos permitan rever la situación. No se han planteado nuevas fórmulas para un escenario que empezó a cambiar hace por lo menos 10 años.

Adicionalmente a los cambios que exige el contexto internacional, la macroeconomía interna enfrenta dificultades. El crecimiento del PIB tiene un escaso impacto en el empleo, lo cual reduce los ingresos y con ello el consumo. La disminución de la pobreza y de la desigualdad económica se estancó y, si bien la inflación general se mantiene baja, la inflación de alimentos es más elevada, lo que afecta a la capacidad adquisitiva de quienes tienen ingresos bajos o fijos.

La política agropecuaria está generando pocos resultados a juzgar por la oferta de alimentos derivados de la agricultura familiar. No existe una política laboral que permita ampliar las oportunidades en el corto plazo y mucho menos una que aborde los desafíos que exige hacer frente al nuevo contexto internacional. La política educativa como determinante de la oferta de trabajo tampoco dio señales de cambio. El endeudamiento está aumentando porque no hay otra estrategia de financiamiento adicional. La única reforma propuesta, la tributaria, no modificará sustancialmente la actual estructura injusta y con suerte significará un leve aumento de un punto porcentual del PIB en las recaudaciones de impuestos. El escenario empeora si se mantiene el acuerdo energético, con lo que aumentará el costo de la energía para la ANDE y tarde o temprano repercutirá en las tarifas.

El malestar económico crece así como la incertidumbre, generando un ambiente adverso para el comercio o las inversiones. En este contexto surge el conflicto ampliamente conocido que derivó en el riesgo de juicio político, lo que parece está contribuyendo a un estancamiento aún mayor.

Se cierra un año no solo con pocos resultados positivos, sino con pocas expectativas de cambios alentadores. Lastimosamente fue un año perdido que ahora se complica con un conflicto político que pondrá barreras a cualquier iniciativa transformadora futura para la cual se requiere un consenso. Esperemos que las autoridades políticas sean capaces de manejar esta situación y logren los consensos necesarios para que el país enfrente en mejor situación las exigencias que requiere un mejor desempeño económico.

Más contenido de esta sección
El hecho de que la mayoría oficialista del senado haya retrocedido en la barbaridad cometida cuando devolvió fueros a senadores previamente desaforados que están siendo investigados por la Fiscalía, puede verse como que enmendaron un error. Sin embargo, una acción que significó el atropello a la Constitución Nacional no debe quedar impune. Los 23 senadores que votaron por devolverle los fueros a Erico Galeano, Hernán Rivas y Rafael Filizzola, deben ser investigados, pues en un estado de derecho nadie está por encima de la ley.
Hace unos días, fue intervenida una estancia en Fuerte Olimpo, Alto Paraguay, y en el lugar fueron detenidas diez personas de cuyo poder incautaron fusiles AR47 y una avioneta Cessna, además descubrieron una pista clandestina que habría pertenecido a la estructura liderada por el supuesto narcotraficante uruguayo Sebastián Marset y al presunto líder de tráfico de drogas, Miguel Ángel Insfrán, alias Tío Rico. Resulta insostenible la falta de control del espacio aéreo nacional, ante la impasividad o complicidad de las autoridades.
Aproximadamente, unos 1.300.000 niños y adolescentes paraguayos retornaron a clases en los establecimientos educativos públicos hace unos días, y el escenario que hallaron muchos de ellos ha sido el de una infraestructura deficiente y precariedades. A pesar de que la Constitución Nacional consagra el derecho a la educación, frente a la realidad a la que asistimos, parecen apenas palabras vacías de significado debido a la ceguera de nuestros líderes políticos para anteponer los intereses de la mayoría y apostar por el presente y el futuro del país.
El acceso de los niños a alimentos adecuados y saludables es esencial para garantizar su bienestar físico, intelectual y social. Los programas de alimentación escolar han formado parte de la política educativa desde hace más de un siglo y permanecen en la actualidad, independientemente del nivel de desarrollo de los países y de los ingresos de los hogares. Pero en todos los países el programa se ha planteado de manera integral y tiene alto consenso social. Paraguay no puede ser una excepción. Los cambios planteados solo generaron conflictividad, a la vez de que no garantizarán mejoras sustanciales.
Los agricultores familiares producen la mayor parte de los alimentos frescos y sanos, diversificados y culturalmente apropiados. Generan oportunidades de empleo agrícola y no agrícola, y ayudan a las economías rurales a crecer. La agricultura familiar preserva y restaura la biodiversidad y los ecosistemas, y utiliza métodos de producción que pueden ayudar a reducir o evitar los riesgos del cambio climático. La agricultura familiar es fundamental para mantener la capacidad adquisitiva de los ingresos de todas las familias y para reducir la pobreza en el sector rural. Dejarla en el abandono es poner un obstáculo al crecimiento sostenible, al bienestar de los hogares y al desarrollo del país.
La violencia contra las mujeres es una preocupante realidad en el Paraguay. En este Día de la Mujer Paraguaya debemos recordar los datos de las instituciones que señalan que, pese a las leyes, los casos de violencia en el hogar y los casos de feminicidio no disminuyen. Estamos lejos de ser una sociedad que respeta y valora las capacidades de las mujeres; prueba de ello es el aumento en el último año de la violencia política. Este es un indicador del largo camino que nos falta andar para ser una sociedad verdaderamente democrática.