Esta montaña de la Alianza, explica el arzobispo de Asunción Edmundo Valenzuela, se llamaba al principio Monte Horeb y después de la aparición de Dios a Moisés en la zarza ardiente (que en hebreo se dice Sené), se le dio el nombre de Sinaí y, coincidentemente, este nuevo templo fue construido en un espacio del Arzobispado destinado a los retiros espirituales en la ciudad de Paraguarí.
Se trata de un lugar en donde la vegetación abunda en un terreno de 20 hectáreas ubicado en las faldas del cerro Santo Tomás, cuyos múltiples senderos comunican con otros parajes desde donde se divisa todo un valle que rodea las serranías de Acahay y Ybycuí, y las localidades de Carapeguá y Ypacaraí.
“Monte Sinaí es un oasis de paz y tranquilidad, donde la palabra de Dios revelada en el Monte Sinaí se hace presente en medio de nosotros, se hace vida, comunicación y alegría”, afirma monseñor Valenzuela destacando que su creación es una maravilla al alcance de “corazones limpios y dispuestos a disfrutar de la naturaleza”.
La construcción Tupã Ñandejára Róga está hecha completamente de piedra, con un techo bastante puntiagudo, “en dirección a Dios”, esta construcción es como una casa dedicada al Padre de la Alianza, por eso el nombre de Tupã Ñandejára Róga, centrada en Dios , pero a la vez en la Trinidad, significando la Nueva Alianza: El amor del Padre hacia la humanidad manifestada en su Hijo Jesucristo, explicó el arzobispo de Asunción.
El interior del templo está cargado de simbolismo. Cada una de las piezas artísticas tiene un mensaje bíblico. La mandorla central, un marco o aureola en forma oval o de almendra, representa al Padre y al Hijo, casi con el mismo rostro y en medio de los dos, una paloma (que representa al Espíritu Santo) que sale de la boca del Padre y se comunica al Hijo. En el sagrario está una imagen de la zarza ardiente con la expresión de Cristo: “Yo soy”, también aparecen las Tablas de la Ley de Moisés.
En el templo se destaca una imagen de San Agustín, patrono del lugar, tallada y pintada en un tronco de tatare, madera que tiene la peculiaridad de no consumirse por el fuego.
Una cruz con los cuatro evangelistas resguardan la entrada de Tupã Ñandejára Róga.
Monseñor Edmundo Valenzuela explicó que la denominación correcta que recibe la nueva edificación es templo (no capilla, ni oratorio ni parroquia), porque no está atada al culto de alguna comunidad local, sino que está abierta a todos los peregrinos y visitantes del centro de espiritualidad.