De momento, el último “rescate milagro” ha sido el de un niño de ocho años que fue rescatado herido pero vivo en el pueblo de Nurdagi, en la provincia de Gaziantep, tras 155 horas entre los escombros.
Poco antes, los equipos habían sacado a dos hermanas de 22 y 28 años de un edificio derrumbado en Adiyaman, al noreste del epicentro, tras 152 horas atrapadas.
Ciento cincuenta horas aguantó una niña de tres o cuatro años, que fue salvada este domingo en Antioquía, una de las ciudades más afectadas por el temblor, donde el casco antiguo ha quedado arrasado prácticamente en su totalidad.
Solo una hora antes salió con vida un hombre de 35 años en la misma ciudad tras cinco horas de trabajo, así como una anciana de 85 años, atrapada durante 152 horas en un espacio de 30 centímetros, pero sana y salva.
En la misma ciudad se salvó esta mañana una profesora de 32 años, que tras 140 horas entre los cascotes no dudó en pedir a sus salvadores un vaso de té caliente, informa la emisora pública turca TRT.
Diferente había sido la reacción de una niña de cinco años que al ser rescatada junto a su madre tras 72 horas atrapada en Antioquía, rechazó un vaso de agua con las palabras: “No, todavía no me han hecho el diagnóstico”.
Menos confianza en los médicos tenía una niña de 13 años que al ser salvada este domingo en el pueblo de Besni en Adiyaman, tras 145 horas de espera, pidió a los sanitarios que no le pusieran una inyección.
También ayer fue salvada con vida una niña de 12 años en el pueblo de Nizip en la provincia de Gaziantep, quien había sobrevivido 147 horas bajo ruinas.
MENOS CALOR, MENOS SUDOR. Las bajas temperaturas, alrededor de cero grados en gran parte de la región, endurecen las condiciones de rescate, pero pueden haber contribuido a salvar algunas vidas, según explicaron a EFE miembros del equipo español de bomberos que trabaja en la zona.
Los escombros guardan cierto calor, por lo que bajo un edificio derrumbado hace menos frío que en el exterior, pero al no hacer calor, las personas atrapadas no sudan y no se deshidratan tan rápido como ocurriría en verano.
33.000 MUERTOS. El recuento de muertos por el sismo en Turquía y Siria superó este domingo los 33.000, mientras Naciones Unidas lamentó las demoras en llevar ayuda humanitaria a zonas sirias devastadas y advirtió que el balance final podría duplicarse.
Los últimos balances hablan de 33.179 fallecidos (29.605 en Turquía y 3.574 en Siria), por el terremoto más violento en la región desde hace 80 años. Este domingo un nuevo convoy de la ONU llegó al noroeste de Siria desde Turquía, pero el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, afirmó que se necesita más apoyo para las millones de personas que perdieron sus casas en el sismo de magnitud 7,8 grados.
“Hasta ahora le hemos fallado a la gente del noroeste de Siria. Tienen derecho a sentirse abandonados, esperando una ayuda internacional que no ha llegado”, dijo Griffiths.
Ayuda y asistencia
Casi 10.000 personas han llegado de otros países para ayudar en los rescates, entre ellos varios equipos españoles de sanitarios, bomberos y militares. Setenta aviones y 167 helicópteros ayudan también en la asistencia a las víctimas y más de 300 cocinas móviles, 33 hornos de pan móviles y lavabos han sido trasladados a la región. La zona afectada por el terremoto abarca más de 100.000 kilómetros cuadrados –una superficie mayor a la de un país como Portugal– y alberga aproximadamente a 10 millones de personas.