–Ellos están buscando una paridad en números nomás, no en capacidades. Si uno se fija en los requisitos para ser representante docente, es impresionante: tienen que ser PHD y un montón de cosas, para los no docentes también la cosa va por ahí. Hay una serie de condiciones rigurosas; sin embargo, para el representante estudiantil basta con que haya completado dos semestres de formación como para ir a formar parte del gobierno de la UNA. Entonces, es una cuestión de sentido común: un chico de 18, 19 o 20 años, qué puede saber de una administración pública porque, realmente, lo que hacen ahí es administrar, no es una cuestión académica solamente. Lo que resuelve el consejo directivo está más relacionado con rubros, cargos, inversiones y no precisamente con cuestiones académicas. A los chicos les falta mucha preparación para poder equiparar el gobierno en la UNA. Creo que no pasa por el estatuto, pasa más por la conciencia. Si las autoridades siguen siendo corruptas, es imposible un cambio. No existirá una ley o estatuto perfecto que pueda contra la corrupción.
–Exigen equilibrio porque los docentes hoy se manejan solos y así se dieron muchos casos de corrupción. ¿Cuál sería una solución práctica?
–Lo que se vive en la UNA no tiene una solución fácil. Tiene que pasar un proceso, todo cambio importante siempre requiere de un proceso. Tenemos que medir un poco que los cambios no sean tan radicales. De hecho, toda esta revuelta está perfectamente justificada por el hecho de cómo se venían haciendo las cosas. La UNA necesita cambios importantes. Ahora bien, no quisiera emitir opinión y decir cuál es la solución. Pero, en primer lugar, el tema del estatuto cuestiono porque la mayoría de los estudiantes no conocen el estatuto nuevo. Me dicen: no sé de qué se trata eso. Si el estudiante no está interiorizado de qué se tratará el reglamento que lo va a regir, hay demasiada tela que cortar. El proceso de cambio debe seguir, pero que los cambios no sean tan radicales.
–¿Se precisa más tiempo?
–Hay mucha imprudencia porque hay un proceso electoral en marcha, pero se sigue cambiando el Estatuto que finalmente va a cambiar la cantidad de gente que va a concursar en una elección. Entonces, tendría que haber una socialización del estatuto, buscar que el estudiantado participe y se involucre más. Tenemos un 80% del alumnado que no está interiorizado de lo que es esto, de lo que es la política. En las filiales, que representan poco más del 30% del alumnado, no están enterados de nada.
–Pero se trabajó durante ocho meses en una mesa interestamental...
–Hay fallas de ambas partes, el interés del alumno y también el hecho de no haber llegado con la información. Estoy al tanto del trabajo que han hecho para la socialización con uno o dos eventos por facultades, en un horario determinado, y sabemos cómo son los chicos. Algunos trabajan y se van solamente en horario que les toca y en la mayoría de las reuniones no hubo la participación que debía haberse dado. Ese tipo de cosas, quienes llevaban adelante esta reforma, tendrían que darse cuenta y buscar otra manera de poder llegarle al alumno (…). Este proyecto de reforma se publicó en un diario digital en la Facultad de Derecho, El Independiente, en la semana en que se presentó para su análisis en la asamblea.
–Pero fue la propuesta del vicedecano de Derecho la que se presentó la noche anterior a la asamblea….
–Así como el otro proyecto, este que se llevó adelante tampoco se socializó. Si usted me pregunta mi opinión, yo no hubiera hecho nada. Eso fue más bien una reacción. He conocido personas que han renunciado a seguir trabajando en la UNA por estas reacciones virulentas; que cuando el alumno no obtiene lo que quiere, se van a tu casa, te cierran la puerta, te escrachan de aquí para allá. Hay decenas de personas que terminaron en el hospital a consecuencia de las presiones que reciben de los alumnos, que cada vez son más violentos. No estamos de acuerdo con eso. En ese ambiente hostil que se ve en la UNA, es muy difícil generar cambios que realmente lleven a un mejor horizonte.
–Usted aclaró que no ordenó sacar a los zurdos de la UNA. ¿Qué piensa al respecto?
–Eso no tiene ni pies ni cabeza. Ni siquiera sé qué significa eso. Creo que muchas veces vivimos a la sombra de la dictadura, por eso tenemos ese tipo de pensamiento.
–¿Cómo ve la influencia de ideas de izquierda en la UNA?
–Hablar de izquierda y de derecha es complicado, no manejo muy bien ese tema. Podría englobar y hablar de socialismo del siglo XXI o algo parecido, y sí, está muy presente en los movimientos estudiantiles y es legítimo porque es una ideología. Yo soy del Partido Colorado y también reclamo a mis correligionarios por qué no se acercan a los jóvenes. Los colorados cometemos el error que solamente a la hora de buscar votos nos acercamos a los jóvenes, pero no a la hora de capacitarlos y de ayudarlos. Estos jóvenes viven en una orfandad terrible de parte de mi partido. Sin embargo, de los otros sectores no, constantemente viajan a congresos de formación a Venezuela, Bolivia, España para capacitarse en charlas. Nosotros no hacemos algo parecido.