El primero en salir a cuestionar fue el economista José Luis Rodríguez Tornaco, quien dijo que el “negacionismo” le hace mal a la gestión pública. Recordó que no solo el Paraguay pasó de crecer 3,4% en 2018 a caer 1% en 2020, sino que la deuda pública aumentó en más de USD 3.000 millones entre 2019 y 2020 y el déficit fiscal tocó un nuevo techo histórico al llegar al 6,2% el año pasado.
A esta preocupación se sumó el directivo de la Sociedad de Economía Política, Luis Rojas. El analista subrayó que los números no se reducen solo a las obras públicas, sino que se deben analizar los resultados que se están dando en la producción nacional, en la educación, en la salud y en la pobreza.
Señaló que el aumento de la deuda está presionando cada vez más al presupuesto público y la presión tributaria sigue siendo muy baja, lo que ocasiona que haya cada vez menos espacio para financiar el desarrollo económico inclusivo.
PRODUCCIÓN. “La pobreza y la población desempleada están aumentando. Tampoco hay políticas claras en temas de tierras y producción nacional. Habría que decirle al presidente que los números no terminan en el MOPC, porque cuando se dice números no se habla solo de kilómetros de rutas y ahí se resume el desarrollo de un país. Aumentó exponencialmente la inversión, correcto, ¿y los resultados? Hay más pobreza, y hoy la educación y la salud están en terapia intensiva”, expresó.
“Si entramos en la corrupción ni qué decir. Se está despilfarrando el dinero de los contribuyentes, pero el panorama es desalentador cuando el Ejecutivo se niega a ver los problemas y reina la impunidad”, acotó Rojas.
pobre gestión. Para el economista Hugo Royg, de la consultora Mentu, la gestión solamente puede ser evaluada en términos de resultados, y esa es una de las falencias de esta administración.
Indicó que si bien es cierto que aumentaron las obras públicas y el nivel de los gastos sociales está alto, no hay signos de mejoras en la comunicación integral del país, en los servicios básicos ni en la lucha contra la corrupción, lo que termina golpeando a la economía.
A su criterio, es urgente reencauzar el barco, generando escenarios de mayor confianza y mejorando el clima económico para las empresas. Esto, prosiguió, se consigue con planes sectoriales claros y con diálogo permanente con los actores económicos.
“Ha habido mayor cantidad de obras, pero gastar más no es sinónimo de mejores resultados en salud, comunicación, pobreza o educación. Es momento de mejorar la calidad del gasto, porque si uno gasta mal, la consecuencia se paga al día siguiente”, expresó.
La pandemia disparó techos del déficit
La pandemia del coronavirus hizo que en 2020 la deuda pública y el déficit fiscal tocaran techos históricos para atenuar los impactos de la crisis sanitaria. Los datos del Ministerio de Hacienda indican que el Gobierno Central cerró el 2020 con un saldo rojo del 6,2% del PIB, lo que representa USD 2.148 millones.
Esto es más del doble de lo contemplado en la cláusula de escape de la Ley de Responsabilidad Fiscal.
El pasivo, a su turno, terminó el año pasado en USD 11.956 millones, cifra que equivale al 33,5% del PIB y significa un incremento de USD 3.096,9 millones frente al cierre del 2019.
En términos porcentuales, el crecimiento es del 35% (ver las infografías).