13 jun. 2025

Rezar por los difuntos

En este mes de noviembre la Iglesia, como buena Madre, multiplica los sufragios por las almas del Purgatorio y nos invita a meditar sobre el sentido de la vida a la luz de nuestro fin último: la vida eterna, a la que nos encaminamos deprisa.

La liturgia nos recuerda que a las almas que se purifican en el Purgatorio llega el amor de sus hermanos de la tierra, que se puede merecer por ellas y acortar esa espera del Cielo.

La muerte no destruye la comunidad fundada por el Señor, sino que la perfecciona. La unión en Cristo es más fuerte que la separación corporal, porque el Espíritu Santo es un poderoso vínculo de unión entre los cristianos.

Hasta ellos fluye el amor y la fidelidad de los que peregrinan por la tierra llevándoles alegría y acortando ese poco espacio que todavía les separa de la bienaventuranza eterna; y esto, aunque no se intente expresamente. Si se quiere conscientemente, esa corriente de amor y alegría hacia ellos es mayor aún.

Particular importancia en la ayuda que podemos prestar a las almas del Purgatorio tienen las indulgencias, plenarias o parciales, que pueden aplicarse como un sufragio; incluso algunas están previstas exclusivamente en favor de los difuntos.

La Iglesia concede indulgencia parcial por muchas obras de piedad (por la oración mental, el rezo del ángelus o del Regina Coeli; el uso de un objeto piadoso, crucifijo, cruz, rosario, escapulario, medalla, bendecidos por un sacerdote, y si están bendecidos por el Romano Pontífice o por un prelado se gana indulgencia plenaria en la fiesta de San Pedro y San Pablo realizando un acto de fe; lectura de la Sagrada Escritura; rezo del Acordaos; comunión espiritual, con cualquier fórmula; todas las letanías; rezo del Adoro te devote; Salve; oración por el Papa; retiro espiritual...), y algunas las enriquece aún más, otorgándoles con las condiciones habituales.

Confesión, comunión, oración por el Romano Pontífice el beneficio de la indulgencia plenaria, que remite toda la pena temporal debida por los pecados.

Es lo que sucede, por ejemplo, con el rezo del rosario en familia, la práctica del vía crucis, la media hora de oración ante el Santísimo Sacramento, entre otros.

(Frases extractadas del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal).