13 may. 2024

Reinventar la Independencia tras la crisis por la pandemia

Este es el segundo año en que conmemoramos la Independencia del Paraguay en medio de una profunda crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19, que a la vez tiene efectos en la economía y en la vida política del país. No hay coloridos y tradicionales desfiles con actos multitudinarios en cada pueblo o ciudad, pero existe una mayor conciencia sobre la necesidad de repensar la construcción del país con valores renovados, privilegiando áreas vitales como la salud pública y la educación, además de librar una lucha más frontal contra la corrupción y la desigualdad. A la luz del legado de los Próceres de Mayo, es necesario reinventar el concepto de la Independencia, apostando por un Paraguay con mayor desarrollo, justicia y libertad, aprendiendo también a elegir a autoridades políticas más capaces, honestas y transparentes en su accionar.

El 210 aniversario de la Independencia Nacional nos sorprende sufriendo los efectos de la prolongada pandemia del coronavirus, con las restricciones sanitarias establecidas por el Gobierno, que impiden una vez más llevar a cabo los tradicionales desfiles de celebración, con los actos multitudinarios en los diferentes pueblos y ciudades del país.

En la histórica noche del 14 de mayo de 1811, los recordados patriotas salieron desde la casa de los Martínez Sáenz, hoy conocida como la Casa de la Independencia, a través de un histórico callejón hacia los cuarteles de la Ribera y la Plaza de Armas, dispuestos a luchar por la libertad para dar nacimiento a un nuevo país, buscando liberarlo del dominio imperialista de la corona española.

Pedro Juan Caballero, Vicente Ignacio Iturbe, Fulgencio Yegros, Mauricio José Troche, José Gaspar Rodríguez de Francia, Manuel Atanasio Cabañas, Mariano Antonio Molas, Fernando de la Mora, Francisco Javier Bogarín, fray Fernando Caballero, Juana María de Lara, Facunda Speratti, Juan Bautista Rivarola, Juan Manuel Gamarra, Antonio Thomas Yegros, entre otros, fueron hombres y mujeres de su tiempo que asumieron el desafío de alumbrar una nueva época, arriesgando la vida para conquistar una patria libre.

Aquella gesta memorable, acompañada con entusiasmo por el pueblo en la plaza, que acabó de lograrse tras la rendición del gobernador español Bernardo de Velazco y Huidobro, en la madrugada del 15 de mayo, inició un largo proceso político, con muchas dificultades y vicisitudes, hasta lograr que la emancipación sea reconocida por los países vecinos varios años después. El Acta de la Independencia del Paraguay, proclamada por el Congreso de la República se hizo efectiva recién el 25 de noviembre de 1842.

La independencia integral de un país, sin embargo, se debe seguir construyendo día a día, con participación ciudadana activa en todas las esferas de la vida nacional. Más allá de los símbolos nacionales como el Himno o la Bandera tricolor, que adquieren especial significado en esta festividad, es importante entender el amor a la Patria como una puesta en práctica de los valores que permiten conquistar una vida más digna para todos sus habitantes.

Este 14 de mayo, al igual que el año anterior, tampoco hay coloridos y tradicionales desfiles, pero existe una mayor conciencia sobre la necesidad de repensar la construcción del país con principios renovados, privilegiando áreas vitales como la salud pública y la educación, como de librar una lucha más frontal contra la corrupción y la desigualdad.

La continuidad de las luchas ciudadanas ante los abusos de poder y los escandalosos casos de robos del erario público, entre otros males que subsisten en nuestra tierra, permiten tener esperanzas en lograr cambios significativos en el proceso de construcción de la democracia.

A la luz del legado de los Próceres de Mayo, es necesario reinventar el concepto de la Independencia, apostando por un Paraguay con mayor desarrollo, justicia y libertad, aprendiendo también a elegir a autoridades políticas más capaces, honestas y transparentes en su accionar.

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