28 jul. 2025

“Para evitar más muertes por dengue hay que reconocer los signos de alarma”

El médico cubano Eric Martínez Torres es uno de los investigadores que más han escrito sobre el dengue en la región, desde la epidemia en Cuba en 1981. Está en Paraguay hasta el domingo como consultor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Por Patricia Lima
El investigador cubano en dengue, Eric Martínez, accedió a hablar con Última Hora sobre los cuidados que se deben tener con una persona que adquiere la enfermedad. A continuación la entrevista.

–¿Hay formas de vaticinar qué paciente se va a complicar para evitar más muertes por dengue?
–Sí, hay formas. Es lo que se llama los signos de alarma. Si aparece dolor abdominal intenso, si tiene vómitos a repetición, si tiene un cuadro de somnolencia o de irritabilidad, o si la fiebre ha caído tan bruscamente que la persona está sudando muchísimo y tiene una especie de desmayo cuando se pone de pie, esos son algunos de los signos de alarma que requieren un tratamiento inmediato.

–¿En qué momento se dan esos signos?
–El día en que la fiebre cae. Esto quiero que quede bien claro: cuando baja la fiebre –ya sea el tercer día, el quinto o el séptimo–, es el día en que mayor vigilancia hay que tener sobre ese paciente. Eso diferencia el dengue de otras enfermedades infecciosas. La población –e incluso muchos médicos– piensa que, como toda enfermedad infecciosa, cuando la fiebre cae, empieza la mejoría. Eso es verdad para muchos enfermos de dengue; pero cuando el dengue se va a complicar, habitualmente se agrava a partir del día en que cae la fiebre. Esto no lo estoy diciendo para asustar a la población, sino para educarla. Para que sepa que cuando ve que la fiebre cae, es el día que el paciente más de reposo tiene que estar y más líquidos tiene que tomar.

–¿Qué hacer si aparecen los síntomas que citó?
–Ir al médico inmediatamente. El médico seguramente va a estar preparado para atenderlo; pero si no estuviera actualizado, que el paciente le diga: “Doctor, vengo porque tengo signos de alarma y necesito que usted me trate”.

–¿Cuánto tiempo para evitar un desenlace fatal hay a partir de esos signos?
–No le puedo dar un número exacto de horas, pero le puedo decir que cuanto antes, nosotros los médicos, reconozcamos los signos de alarma y le administremos líquidos por vía intravenosa al paciente, más posibilidades hay de que el paciente no se complique.

–Pero lo que ahora vemos es que muchos pacientes llegan hasta el hospital y fallecen a los veinte minutos, sin tiempo para intervenir...
–Y cuando revisamos las historias vemos que el enfermo no estaba así desde hacía veinte minutos, sino desde antes. Hubo un período previo, en que el síntoma estuvo presente, que la familia no le dio importancia o que algún personal no le dio importancia o que lo mandaron para el hogar, y cuando regresó, ya regresó muy grave.

–¿Todos los fallecidos tuvieron estos signos que citó?
–Al menos todos los que he conocido, porque llevo 48 horas en el país; pero, de lo que he podido tener acceso, sí. Cumpliendo con estas pautas, que son las mismas que se orientan en otros países, yo pienso que podemos aspirar a que no tengamos muertes por dengue.

“DENGUE VISCERAL”

–¿Existe lo que denominaron dengue visceral?
–No es un serotipo distinto, se debe aclarar eso. El serotipo que circula en Paraguay es el 3, el mismo que está circulando en casi todos los países de la región. Los estudios que se han hecho del pequeño fragmento del genoma de ese virus hasta ahora no muestran diferencias para pensar que se trate de una cepa viral diferente.

–Las manifestaciones que en otras epidemias son poco comunes (las viscerales: miocarditis, hepatitis), aquí se ven con mayor frecuencia. ¿A qué puede deberse?
–Ahora bien, el huésped (el enfermo) paraguayo étnicamente es semejante al resto de los países vecinos. Pero no necesariamente tiene que ser igual en cuanto a su historia epidemiológica. Cada país puede tener más frecuente un tipo de parásito u otra infección, y la historia inmunológica de una población puede influir en la manifestación clínica de una enfermedad.

–¿Esto hace que aparezcan nuevas formas de la enfermedad?
–Concretamente, aquí han predominado las formas severas en pacientes adultos, tal como predomina en Brasil, a diferencia de lo que ocurre en Asia, donde la mayoría de los enfermos son niños. Eso influye, porque lo que se conoce de esta enfermedad es la descripción hecha en niños. Pero un niño no es un adulto en miniatura. La enfermedad es la misma, pero el enfermo es diferente. Cuando la enfermedad se expresa en adultos, los síntomas y signos son más floridos. El niño evoluciona rápidamente hacia el shock por dengue y las hemorragias; el adulto lo hace más lento o no lo hace, mientras se hace más evidente el daño en el hígado, pulmón o en el corazón, en el miocardio. Esto no es nuevo, está descripto perfectamente en las epidemias de Cuba, en Fortaleza. No es una exclusividad de Paraguay. Lo que sí tenemos es la obligación de explicar cómo hay que vigilar esas manifestaciones clínicas.

–¿Pero la alta letalidad que se está teniendo puede deberse al mal manejo de los casos?
–No necesariamente. En todas partes hay formas graves, y cuando se hace un estudio específico del corazón (una ecocardiografía) en algunos enfermos, se deja visto que tiene disminuida la contractibilidad del corazón, bombea menos porque está inflamado. La obligación nuestra es buscar cuáles son los signos de alarma para ayudar al médico paraguayo a ir por delante de esa complicación. Orientarle sobre qué estudios, qué tratamiento se debe hacer para mejorar la supervivencia.

–¿Será necesario revisar las pautas de atención a nivel local?
–No hay que modificarlas; en todo caso perfeccionarlas. Hoy justamente se ha estado trabajando en eso. Las pautas que existen son buenas, hay que aplicarlas, divulgarlas y exigir su cumplimiento. La prensa también puede explicarle a la familia, en un lenguaje coloquial, cómo puede atender mejor a sus enfermos.

–¿A qué se atribuye el hecho de que la mayoría de las muertes se den en centros privados?
–También ha ocurrido en otros lugares. En Río de Janeiro, en el 2002, más de la mitad de los casos que fallecieron lo hicieron en centros privados. No creo que signifique menor calidad de atención. Más bien es un llamado, una alerta a las autoridades para incorporar a esas instituciones a la capacitación. Alguien lo ha dicho en broma: el dengue es muy democrático. Enferma al pobre y al rico.

Las pautas
“Cuando la fiebre cae, es el día en que el paciente más reposo debe hacer y más líquidos tiene que tomar.”

“En los fallecidos hubo un período previo, en que el síntoma estuvo presente, pero la familia o el personal de salud no le dio importancia.”

Preparar el sistema de salud
“Tan importante como evitar la transmisión del dengue es la preparación de los sistemas de salud para atender adecuadamente a los enfermos”, expresa Eric Martínez Torres, en un artículo de la Revista Panamericana de Salud Pública, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). “Un buen administrador de salud es capaz de salvar más vidas durante una epidemia de dengue que los médicos”, sostiene. El especialista apunta que se debe aspirar a no tener epidemias; pero, si ocurren, se debe lograr no tener fallecidos. Esto depende de la calidad de la atención médica y del acceso oportuno de la población.

Martínez Torres es pediatra, responsable de Docencia de Postgrado del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, de La Habana (Cuba), y colaborador de la OPS/OMS para el Estudio del Dengue y su Vector.