ESCUELA DE FRANKFURT. Prosiguiendo con esta concatenación de pasos a dar hacia el conocimiento técnico-científico es recomendable remontarse a la Escuela de Fráncfort que enarbola la teoría crítica de la sociedad. Fue uno de los movimientos intelectuales más influyentes del siglo XX en el mundo occidental. Creada por varios pensadores, entre los que se destacaron Max Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse y Jürgen Habermas. Su objetivo fue y sigue siendo analizar los fenómenos interdisciplinarios presentes en la realidad. Ella da origen a la “disputa del positivismo” y se refiere a una controversia sobre el método que debe seguirse en las ciencias sociales. Ese método enfrenta a filósofos como el mencionado Popper, defensor del racionalismo crítico, y los mencionados representantes de la Escuela de Fráncfort. La polémica está en estrecha relación con la distinción entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, así como la conveniencia o no de una distinción metodológica entre las primeras y las segundas. Karl Popper es defensor de la unidad metodológica y en ambos casos defiende el falsacionismo, analizado arriba, como el rasgo característico del enunciado científico. No es el caso de los líderes de la Escuela de Fráncfort, que consideran la sociedad como una totalidad contradictoria, con elementos racionales e irracionales y reclaman el método dialéctico como el adecuado a su estudio. En mi opinión, el procedimiento más fructífero es recurrir a ambas escuelas de pensamiento.
ESFUERZOS INCIPIENTES EN LATITUDES MERIDIONALES. En ese tan sinuoso como atractivo camino hacia la propedéutica elemental en materia de conocimientos precientíficos y científicos, lo expuesto hasta aquí es apenas una piedrecita en el enorme mosaico de opciones posibles. Dentro de este contexto, lo que estamos haciendo en América Latina y el Caribe (ALC), en general, y en Paraguay, en particular, es dar los primeros pasos en esa dirección. Sin desconocer las buenas intenciones, es apenas un esfuerzo inicial. Porque la pretendida reducción de errores en esos planteamientos en pos de contrastaciones, falsaciones, refutaciones y sus eventuales confirmaciones en veracidad comprobable tanto en el racionalismo crítico como en la Escuela de Fráncfort es en ALC apenas un desiderátum de difícil consecución por la falta de suficiente experiencia acumulada en estos menesteres.