A Bustamante le proporcionan las churas los carniceros del Departamento de Itapúa. En una motocarro totalmente preparado sale a venderlas tanto en Trinidad como en Hohenau, Obligado y Bella Vista. Una rutina que cumple hace seis años.
El churero, sale temprano, casi de madrugada aún, a recoger las menudencias en el matadero central de Trinidad o en las fincas de los carniceros y tras limpiarlas como corresponde, sale a ofrecer a los pobladores. Tiene clientes fijos, pero igual vende de manera ambulante. Con un parlante portátil en la parte posterior de su motocarro colorido promociona con su propia voz la mercadería.
SIN OPORTUNIDADES. Antes de dedicarse a la venta de menudencias, buscó trabajo en muchos lugares, pero no pudo conseguir. Ante la necesidad de alimentar a su familia, optó por el trabajo informal.
El motocarro tiene una cúpula con puertas y cajas que permiten mantener la frescura de las menudencias. Ante el panorama sanitario, realiza sus recorridos cumpliendo con el protocolo para prevenir el Covid-19.
“Me va bien gracias a Dios, hay días que se gana más y días en que solo salvo el costo de las menudencias pero no me puedo quejar porque mediante esta actividad le estoy dando de comer a mi familia y no solo eso sino que también les hago estudiar a mis hijos”.