28 abr. 2024
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Alberto Acosta Garbarino

Para un país con una economía tan pequeña como la del Paraguay es absolutamente imposible su desarrollo económico y social sin una integración inteligente al mundo.
Desde hace unos días estoy leyendo un interesante libro titulado Cómo mueren las democracias de dos profesores de la Universidad de Harvard de apellidos Levitsky y Ziblatt
La semana pasada Dende presentó su visión sobre la situación del país y sus perspectivas futuras. Una de las conclusiones de la misma ha sido que el modelo que nos permitió crecer en los últimos veinte años, se encuentra agotado.
Durante la década del 90 hubo una frase que fue muy repetida en los diversos círculos donde se pensaba el desarrollo de los países, esa frase era: “Las instituciones importan”.
En estos días de malas noticias, como la sequía, el incremento de los precios del combustible y el gigantesco piquete que paraliza al país, quiero resaltar un hecho que debe alegrarnos.
Cuando a finales del año pasado analizábamos las perspectivas para este 2022 los diferentes escenarios eran muy optimistas. En los dos primeros meses de este año los acontecimientos internos y externos hicieron cambiar radicalmente ese escenario de bonanza previsto.
Durante toda la semana pasada he podido acompañar muy de cerca las informaciones provenientes de Estados Unidos, Europa y Rusia, relacionadas con el conflicto de Ucrania.
En mi artículo de la semana pasada escribí sobre la nueva Guerra Fría que vive el mundo en estos momentos, entre la potencia dominante -Estados Unidos- y la potencia emergente -China- que desafía dicha hegemonía.
Al periodo comprendido desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta el desplome de la Unión Soviética en 1991, se lo denomina históricamente el de la Guerra Fría