El ránking de dicha organización ubica a nuestro país en el puesto 128 de 180 países en el rango de los más corruptos.
Para medir ese índice, utilizó una escala de cero a 100, donde cero significa altamente corrupto y 100 muy limpio. Luego estableció un ránking de los Estados de acuerdo con sus calificaciones
El puntaje mejoró tres puntos más con relación al 2020 y se alcanzó un puntaje igual que en 2016.
El peor. Paraguay presenta un panorama aún más desolador si solo se analizan las calificaciones de los países de América del Sur. El país ocupa el segundo peor lugar.
A nivel de las Américas, los tres países con democracias más sólidas son Estados Unidos, con IPC: 67; Chile, con igual puntaje; y Canadá, con 74; quienes lideran las posiciones, pero muestran un deterioro en el último año.
Solamente Uruguay, con IPC: 73, se mantiene estable.
Las peores posiciones escalan Venezuela, Haití y Nicaragua, con 14, 20 y 22 puntos, respectivamente. Se trata de países no democráticos, que enfrentan crisis humanitarias.
Según informes anuales de la organización alemana, Paraguay permanece entre los peores a nivel mundial desde hace dos décadas. Los niveles de corrupción aumentaron considerablemente en el periodo democrático.
El informe de Transparencia Internacional identificó que los países que vulneran las libertades civiles obtienen de forma consistente puntuaciones más bajas en el índice. La complacencia en la lucha contra la corrupción da pie a violaciones de derechos humanos de mayor gravedad y socava la democracia, detonando así una espiral viciosa. Conforme se erosionan los derechos y libertades y se debilita la democracia, el autoritarismo avanza, lo cual contribuye a aumentar aún más la corrupción.
“Los derechos humanos son más que algo deseable en la lucha contra la corrupción. Los modelos autoritarios destruyen los controles y contrapesos independientes y hacen que tomar acción contra la corrupción dependa de los caprichos de una élite. La única ruta sostenible hacia una sociedad libre de corrupción es asegurar que la población tenga la posibilidad de hablar libremente y trabajar colectivamente para pedir cuentas a aquellos en el poder”, afirmó Delia Ferreira Rubio, titular de Transparencia Internacional.